Crónica de un desencuentro: 1969, intento de fusión de Elda-Petrer

El desvío de la Carretera Nacional

En la década de los años sesenta, era habitual que las carreteras nacionales se adentraran en los pueblos y ciudades formando parte de su trazado urbano. La vecina ciudad de Elda se beneficiaba del paso de la carretera nacional Alicante-Ocaña y sufría también las molestias, los peligros y los atascos durante los meses vacacionales. En contrapartida, la industria y el comercio de la ciudad se beneficiaban por estar mejor comunicados.

En el año 1962, la Dirección General de Carreteras desestimó una propuesta de desvío de la carretera que había sido proyectada por Petrer a través de la Avenida de Madrid, alegando su escaso ancho, cifrado en veinte metros, ya que en aquellos años la normativa exigía un mínimo de 31 metros. Se procedió por este motivo a localizar otra vía alternativa para la variante, encontrándose «como zona más despejada la contigua al edificio de la Cooperativa Vinícola». En una carta dirigida al Ayuntamiento, la Jefatura de Obras Públicas de Alicante instaba a no permitir la edificación en esta zona y, además, solicitaba incluir estas limitaciones en el Plan de Urbanización local: «… la rapidez en este asunto proviene de la gran expansión de los pueblos de Elda y Petrer, por lo que la edificación en esta zona es muy rápida y abundante».

Una semanas más tarde, el alcalde D. Nicolás Andreu comunicaba a la Delegación Provincial de Obras Públicas la aceptación por unanimidad del proyecto de desvío «… situado a la parte Norte de la Coop. Vinícola que atraviesa la zona de ensanche desde la prolongación de la calle Castilla hasta la senda llamada del Campico». También daba cuenta de la rectificación del Plano de Alineaciones al no existir Plan de Urbanización.

En los primeros años sesenta, el tejido urbano de Petrer y Elda se encontraba unido y revuelto en la zona de la Frontera. Su eje principal lo conformaba la Avda. de Madrid y calles adyacentes a ambos lados, sin continuidad, con casas baratas levantadas en su mayor parte por la iniciativa privada.

La línea divisoria de los dos pueblos tiene como referencia secular una acequia de riego que queda oculta, en buena parte de su recorrido, bajo los cimientos de las viviendas construidas en ocasiones de forma ilegal, por lo que es frecuente encontrar edificaciones que ocupan suelo de los dos términos municipales.

El otro eje trasversal está formado por el trazado de la antigua carretera provincial, hoy Avenida de Elda. Esta vía une a los dos pueblos de este a oeste y en los años sesenta dejaba a ambos lados un extenso territorio sólo ocupado por las cerámicas y algunas edificaciones aisladas de viviendas construidas por promotores privados como Afrodisio Barbero o Ignacio Ribelles. La zona de la Frontera quedaba muy alejada del casco urbano de Petrer, alrededor de dos kilómetros, y por tanto el Ayuntamiento no tenía demasiado interés en que el barrio creciera por la proximidad a Elda y por el escaso presupuesto de ingresos para mantener servicios como el de limpieza, alumbrado o vigilancia. Pruebas de esto las encontramos en las constantes negativas de la autoridad municipal para dar licencia de apertura de actividades comerciales o de ocio. En el año 1961 no se autoriza un salón de baile en la calle Alcázar de Toledo -hoy calle de Toledo-, con la excusa de que «está lejos y hay pocos guardias».También se prohíbe a otro vecino abrir un salón recreativo en la calle Castilla. A diferencia del casco urbano, la instalación del agua potable en el domicilio fue a cargo de los vecinos. En 1967, la vecina Carmen Durá solicitó permiso para celebrar bailes s en el barrio de la Magdalena, sin éxito. Sin embargo, los cines Aguado, Goya y Capri fueron autorizados en los primeros años de los sesenta (1960-1961), a pesar de estar totalmente adosados a la línea divisoria, decisión motivada seguramente por la relevancia económica de sus propietarios y sus posibles influencias en el Gobierno Civil de Alicante, que tenía la última palabra en la autorización, por encima del preceptivo informe municipal.

En esta foto de los primeros años 90 aparecen en primer término ya construida la autovía Madrid-Alicante, que circunvala Petrer por detrás del castillo manteniendo el desvío de la antigua carretera nacional, según el trazado propuesto a final de los años 60 por el Ayuntamiento de Petrer, y aceptado por el MOP, que eliminaba el paso de la carretera por el interior de Elda.

Aunque ubicados en término municipal de Petrer, estos cines estaban orientados fundamentalmente al ocio eldense. Prueba de ello la encontramos en una carta de la Alcaldía de 18 de mayo de 1962 dirigida a la empresa del cine Goya en la que se advierte «que en adelante y en toda propaganda, tanto en carteles, prensa o radio, habrá de hacerse constar la localidad donde está instalado el cine, que es únicamente Petrel y no Elda».

La proyectada modificación del trazado de la carretera nacional, en estudio desde 1962, se puso sobre la mesa como proyecto definitivo en marzo de 1968. El alcalde de Petrer, Pedro Herrero, y parte de los concejales habían sido renovados y el acuerdo unánime con el trazado aceptado en 1962 se había modificado sustancialmente. Ahora, sólo un concejal apoyaba el paso de la carretera por la zona citada de la Cooperativa Vinícola. Se trataba del farmaceútico D. José Luis Perseguer de Castro. El apoyo favorable de este concejal estaba acompañado de la propuesta de construir un paso elevado en forma de escalextric a su paso por la zona proyectada y, de este modo, anular el efecto de trinchera que se crearía a ambos lados de la carretera al dividir el pueblo de Petrer en dos zonas claramente diferenciadas.

Un mes antes de estas reuniones de marzo, una moción de la Alcaldía aprobada por unanimidad hacía referencia a los compromisos alcanzados por la Corporación Municipal de Elda en cuanto a la realización conjunta de servicios de interés común que decía: «…se ha llegado a la conclusión de que el Plan de Urbanismo es forzoso, los cascos urbanos de ambas poblaciones están unidos y sus calles son continuación unas de otras. Querer formular un Proyecto de Urbanización separadamente sería desconocer esta unión real que ha de obligar en el futuro a la realización de otros servicios municipales conjuntamente y entre ellos como primordial el del alcantarillado de Petrer». Esta afirmación nos lleva a pensar que las relaciones entre los dos pueblos gozaban de su mejor momento en febrero de 1968.

Unos meses después, las cosas cambiaron radicalmente debido a la total disconformidad del Ayuntamiento de Petrer a que la carretera nacional discurriera por el desvío propuesto junto a la Bodega Cooperativa. A continuación, las reuniones con los arquitectos e ingenieros de Obras Públicas, los contactos con el Gobernador Civil y la búsqueda de influencias se suceden. Al final triunfó el sentido común, apoyado con las propuestas y estudios urbanísticos que demostraban, sensatamente, que la variante proyectada, más pronto que tarde, tendría que ser trasladada de nuevo a las afueras de la población como demostraba la tendencia general ante el crecimiento de las ciudades.

En 1962 se propuso el desvío de la carretera general por las amplias zonas de cultivo que se extendían junto a la Cooperativa Vinícola.

El desvío propuesto por el Ayuntamiento de Petrer, que era el que conocemos en la actualidad y que desde la partida del Reventón y Salinetas discurría por detrás del Castillo para enlazar en el Guirney y la partida de Santa Bárbara, fue por fin aceptado. Algunos de los testimonios recogidos afirman que la perseverancia del alcalde de Petrer, Pedro Herrero, tuvo un papel fundamental en la decisión. Se cuenta que el alcalde insistió a los ingenieros a que comprobaran con él, desde la cima del Reventón, su propuesta de desvío más racional y práctica.

El malestar del Ayuntamiento de Elda no se hizo esperar. En la sesión plenaria del 2 de agosto de 1968, la corporación hace constar su oposición al nuevo trazado «… por los enormes peruicios que el proyecto ocasionará a la ciudad. […] Elda entera como ciudad, su Feria Intencional de Calzado, su comercio, su industria sufrirán daños de toda clase. […] La unidad urbana e industrial que forman Elda y Petrer, en lugar de impulsarse con una vía entre ambas ciudades, tenderá a distanciarse. […] Por último, solicitar del MOP que la carretera continúe con el estado actual a pesar de los reconocidos inconvenientes y molestias, que siempre serán menos graves que los nuevos perjuicios».

Como era de esperar, el Ayuntamiento de Elda adoptó la postura que más interesaba a su ciudad, Petrer actuó del mismo modo. El semanario El Valle de Elda del 10 de agosto de 1968 argumentaba su apoyo al trazado original entre los dos pueblos «considerando que esta vía contribuiría a intensificar la relación entre Elda y Petrer, creando a los lados de la nueva vía una zona de gran vitalidad comarcal y ciudadana que sólo beneficios brindaría a los habitantes del Valle». También llamaba a los eldenses a remitir telegramas y escritos a los organismos competentes y crear una corriente de opinión ciudadana para presionar contra el proyecto aprobado.

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