Consecuencias de una sequía histórica

La sequía que azota a la provincia de Alicante con virulencia desde hace meses está dejando nefastas repercusiones en nuestros campos, escribiendo un impacto social y económico cuanto menos preocupante. Ya hemos venido informando sobre el récord negativo pluviométrico, que sitúa al pasado otoño,  invierno y esta actual primavera como las temporadas más secas de los últimos años.

Más de 70 millones de euros perdidos en los campos alicantinos

Esta sequía tiene en vilo a agricultores y ganaderos, que miran al cielo clamando una lluvia que se resiste a hacer su aparición. Las pérdidas para el sector en la provincia de Alicante se han cifrado ya en 74 millones de euros, según un informe de La Unió de Llauradors. Unos datos que todavía podrían empeorar si se tienen en cuenta otras pérdidas no cuantificables por el momento y, sobre todo, si continúa este déficit de lluvias. El cultivo de cítricos ha sufrido el principal golpe de la sequía, con 48 millones de euros en sobrecostes productivos durante la campaña 2013/2014, seguido del cultivo de olivo, con 9,2 millones de euros en pérdidas. El cultivo de almendro sigue de cerca estas cifras, con 9,1 millones de euros perdidos, y el del cereal, con 4,5.

En la ganadería extensiva, sólo en los sectores de ovino-caprino y vacuno es de cerca de 3 millones de euros. A todas ellas hay que sumarle las pérdidas previsibles y no cuantificables de momento en la apicultura, en el cultivo de la viña, la fruta de verano o las hortalizas y muy posiblemente en la ganadería intensiva si no llueve.

En Petrer

En Petrer, la actividad ganadera se ha visto igualmente afectada. El ejemplo sintomático es la vuelta a la trashumancia de uno de los últimos pastores de la localidad, José Amat «Guiña», que se ha llevado, por primera vez en varias décadas, todo su rebaño a zonas de Murcia, porque no hay un pasto húmedo y verde en toda la localidad. El ganado no habría conseguido pasar el verano en la localidad.

Los arruís, que poblan nuestros montes, también han tenido que buscarse la vida, lo que implica que cada día se acercan más a los campos particulares en busca de huertos, cultivos, frutales y, en general, cualquier «verde» que lleguen a ver. Los propietarios de estos cultivos se están viendo obligados a vallar las parcelas, a realizar una mayor vigilancia o a comprar ingenios como el pastor eléctrico.  En el vídeo que les mostramos a continuación, queda recogido cómo los arruís arrasan y devoran un cultivo de cerezos situado en la finca de la Gurrama. Las imágenes las tomamos durante el pasado fin de semana, con las últimas luces, y en realidad nuestra intención primera era documentar la presencia y daños que los herbívoros habían causado; pero es que cuando nos acercamos, ¡allí estaban de nuevo, para sorpresa nuestra! Con pocas opciones para alimentarse, los arruís aprovechan oportunidades como la presentada y se comen todo lo que está a su nivel, a todo lo que llega a su altura, llegando a acabar, en este caso, con un tercio de los nuevos árboles plantados.

 Podemos comprobar también, en el siguiente vídeo, cómo los animales le han perdido el miedo al ser humano, y su invasión hacia zonas cada vez más pobladas es cada vez más notoria.

Otro ejemplo de la repercusión de la sequía en la vida animal del valle es la aglomeración de especies que vemos en las charcas dispersas por el monte, llegando a contabilizar en una de ellas la presencia de hasta 25 especies distintas en tan solo un par de horas por la mañana.

También es ejemplo el nacimiento de las crías de perdiz a mediados de mayo, cuando normalmente ven la luz en las primeras semanas de junio.  Es ésta la primera pollada del año, que ha venido de forma prematura. En el siguiente vídeo, mostramos seis ejemplares de apenas una semana de vida, y que suponen la mitad de una pollada normal-doce es el número ideal en una buena primavera-. Una pollada que además, es de una hembra vieja, que ya se ha visto en años tan secos como este y que sabe que sólo será capaz de sacar adelante a la mitad de su prole. En el caso de las hembras de perdiz jóvenes, lo más normal es que este año ni se planteen la descendencia, posponiéndola para otros años más propicios.

 
 Riesgo de incendios

Sin duda, uno de los asuntos más preocupantes anclado a la sequía es el riesgo de incendios. El valle ya sufrió a mediados de marzo un fuego que dejó calcinadas más de siete hectáreas de humedal protegido del Pantano y que podría haber tenido su origen en una quema de rastrojos autorizada realizada por un hombre de ochenta años. En este sentido, muchos ecologistas lanzan hoy sus voces para pedir que no se concedan en estas circunstancias de asfixiante sequía permisos de quema de rastrojos, con el fin de evitar la propagación del fuego en zonas tan secas. De hecho, han sido varios los sustos a lo largo de estos últimos meses.

Recortes en las políticas medioambientales

En el año 2012, el PP hizo desaparecer el PAMER, que además de ser un plan de empleo contribuía a la conservación y mantenimiento de los espacios naturales. En cuanto al Paisaje Protegido (un sistema montañoso de 15.842 hectáreas, en el que sobresalen las sierras del Maigmó, Castalla, l’Arguenya, el Caballo y el Sit y comprendido en los términos municipales de Petrer, Castalla, Agost, Sax y Tibi).), siete años después de reconocerse su figura, la Conselleria no ha realizado siquiera el obligatorio Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Paisaje Protegido de la Serra del Maigmó y Serra del Sit. Ya en 2012, la Brigada del Paisaje Protegido se quedó sin técnico y sin trabajo de oficina, únicamente con dos peones, y en 2013, el año pasado, al llegar el verano, se suspendió la actividad de la Brigada para los meses estivales.

 

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