Apuntes contra el ruido

La actitud de los ciudadanos

Ante esta situación, el ciudadano puede, en principio, optar por algunas de las siguientes alternativas:

1. Aguantarse, dejando que sus derechos sean conculcados, y sufriendo con mayor o menor resignación las consecuencias.

2. Huir del problema, ya sea blindando su vivienda con dobles o triples cristales o trasladando su residencia a cualquier otro lugar donde, de momento, el problema no exista. Esta alternativa, además de ser prácticamente inviable por no existir ni tal lugar ni tales medidas de blindaje, no es económicamente asequible para muchos de los afectados.

3. Dirigirse por las vías formales existentes a una o varias autoridades responsables con la esperanza, probablemente vana, de que alguien haga algo.

4. Intentar en la medida de sus posibilidades reforzar el clima existente en la opinión pública, para ejercer presión sobre los responsables.

Es evidente que, si se mantiene la pasividad actual en estos y otros temas que afectan a la vida cotidiana del ciudadano, se generará una desconfianza cada vez mayor hacia nuestros representantes políticos, desconfianza de la que ya hay indicios peligrosos.

En la imagen, un medidor de ruido.
En la imagen, un medidor de ruido.

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