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Años 60: Una mirada a la gestión municipal

Desde las páginas de Festa 2010 [1], rescatamos estas líneas de Bonifacio Poveda basadas en documentadas investigaciones que refieren cómo el desarrollo y las actividades crecientes configuran un mapa de necesidades sociales en salubridad, enseñanza, formación profesional, instalaciones deportivas, escuelas y otras tantas infraestructuras que precisan soluciones más que eventuales.

Fachada principal del Ayuntamiento. Foto: José Estevez [2]
Fachada principal del Ayuntamiento. Foto: José Estevez

«Una mirada desde el presente no basta para plasmar como si de una foto se tratara, toda la vitalidad que encierra el devenir de un pueblo, laborioso, hospitalario con sus alegrias y sus conflictos. La mirada al Petrer de 1960 es un punto de partida de un ayer que no volverá y que nunca aprenderemos en su totalidad por mucho que lo intentemos. La historia se escribe desde el presente y el historiador con sus herramientas de trabajo tiene la misión de rescatar los restos de aquellos acontecimientos y conflictos pasados apoyándose en los documentos y en los testigo que quedan como testimonios de una étapa histórica, esforzarse para que el análisis y la explicación no sea manipulada por las ideas preconcebidas y la propia ideología del historiador. La historia la hacen los pueblos, sus gentes que lo hacen respirar y caminar hacia el futuro, hay personas en todos los pueblos que aportan con su carisma y su mejor preparación, la confianza de la comunidad en sus propuestas, éstas sirven al progreso de un pueblo inmerso, irremediablemente, en un marco o estructura más amplio definido por el modo de producción que, en última instancia, determina las relaciones sociales y las decisiones corrientes de los protagonistas, dejando, sin lugar a duda, una parcela a lo peculiar y específico de cada pueblo que influye en la formación de una identidad propia de la colectividad local, porque la historia y la cultura actúan como un río que discurre sin cesar trasportando su acervo a las generaciones venideras.

Los ayuntamientos franquistas representaban al poder central en el municipio. D. Nicolás Andréu Maestre había sido nombrado Alcalde de Petrer en el año 1939 por el Gobernador Civil de Alicante, éste por el Ministro de Gobernación que del mismo modo, había sido nombrado directamente por Franco. La estructura vertical del poder político emanaba del “Generalisimo por la Gracia de Dios” y descendía hasta su último peldaño que ocupaba la figura del alcalde en la ciudad o la villa. Este sistema usurpaba el derecho de los vecinos a la elección y a la participación ciudadana en los asuntos públicos. Los ayuntamientos además de las funciones administrativas y gestión municipal, ejercían una función política de control y difusión de las directrices políticas del gobierno franquistas. La apertura de establecimientos comerciales y de ocio, la petición de pasaportes, las asambleas de los clubes deportivos o culturales necesitaban el informe favorable y la aprobación de la máxima autoridad local; nada ni nadie escapaba a su control en la década de los años sesenta. El Alcalde-Presidente, se alzaba como la máxima autoridad del bando de los vencedores, su legitimidad se apoyaba en la victoria de una guerra o “Cruzada”, contra el gobierno legal y constitucional de la II República.

Desde 1945 los concejales eran elegidos o nombrados por las organizaciones corporativas o “tercios” que teóricamente iban a representar. Un tercio de los concejales eran designados por las Juntas del Sindicato, el tercio Corporativo estaba designado por el Gobernador Civil de entre la lista seleccionada por las entidades económicas y sociales de la localidad, por último, el tercio de Representación Familiar, era elegido por los cabezas de familia, es decir, hombres casados mayores de veintitrés años. Con la aprobación de la Ley Orgánica del Estado (LOE) en el año 1967, la representación familiar llegó a las Cortes que, entre otras reformas, haría posible, la elección en cada provincia de dos Procuradores a Cortes con la participación, por primera vez, de las mujeres casadas.

El elemento sustancial de estas elecciones de representación familiar dice (Moreno Fonseret, R.1999, 57) se encontraba en el sistema de selección de candidatos ya que obstaculizaba el acceso a tal condición a un buen número de españoles. Al margen de las condiciones generales de elegibilidad (ser español, vecino del municipio, provincia, o tener más de 23 años, existían otras particularidades más draconianas ya que el aspirante debía de contar con algunos de estos requisitos: haber desempeñado el cargo de concejal en el propio Ayuntamiento; ser propuesto bien por dos Procuradores, bien por tres diputados provinciales, bien por cuatro concejales del ayuntamiento; o estar respaldado por un número de electores no inferior a la vigésima parte del Censo.

En un Bando del alcalde de Petrer de fecha 02 de noviembre de 1957,(Nota) se puede comprobar en que términos se recordaba la “obligación” de votar en la elección de concejales para el tercio de representación familiar, se amenaza a los vecinos que no ejerzan el voto con “la publicación de su nombre como censura”, con un “recargo de un dos por ciento de la contribución” con la “pérdida de un 1% de su sueldo o inhabilita de un destino público al no poder presentar certificado de voto. El franquismo intentaba conseguir con estas elecciones una carta de legalidad en el exterior, sobre la base de una farsa electoral sin las mínimas libertades políticas iba orientada a convencer a los países europeos que contaba con el apoyo de la población.

Nicolás Andreu Maestre, alcalde de Petrer desde1939 hasta 1967 (año 1964). Foto Carlson. [3]
Nicolás Andreu Maestre, alcalde de Petrer desde1939 hasta 1967 (año 1964). Foto Carlson.

Los cargos municipales

En la década de los años sesenta el Ayuntamiento era el centro de la política y de la vida municipal, además de lugar de conferencias y exposiciones ya que no existían en Petrer otros locales aptos para estos cometidos. El cargo de alcalde no estaba retribuido económicamente, tan sólo, los gastos de viajes tenían asignación, de lo que se deduce que el ocupar este cargo quedaba reservado a personas adictas al régimen y que además tuvieran ingresos o rentas de la industria o el comercio El Alcalde Nicolás Andréu Maestre, compartía su cargo con el trabajo de una empresa familiar auxiliar de calzado y de muebles. El Gobernador Civil, el Obispo de la Diócesis u otras personalidades de la época que visitaban la población en fechas señaladas y solían comer en la casa de la primera autoridad, creándose lazos personales de amistad y clientelismo, método infalible para lograr ayudas o subvenciones para los proyectos municipales. Nicolás Andréu, gobernó con poder absoluto los destinos de nuestro pueblo desde el año 1939 a 1967, su talante modesto y poco dado a las conspiraciones políticas en el ámbito de las familias del régimen le valieron su larga permanencia en el cargo que duró veintiocho años sin interrupción.

En 1960 Nicolás Andreu fue condecorado en nombre del Jefe del Estado Francisco Franco, con la Medalla de Oro de Cisneros, cuatro años después y con motivo de la celebración de los “XXV años de Paz” que coincidían con sus veinticinco años en el cargo le fue concedida la Cruz de Caballero de la Orden de Cisneros por el gobierno de la nación, por último, en 1965 la condecoración de la Encomienda Sencilla al Mérito Civil por el Ministerio de la Gobernación. Pocos alcaldes de la provincia gobernaron sus municipios durante tantos años ininterrumpidos, y raramente alcanzaron tantas condecoraciones como el alcalde de Petrer. Las condecoraciones premiaban el mérito político y el incondicional apoyo al Régimen franquista ádemás de la dilatada permanencia en el cargo. La Secretaría General de la Falange Tradicionalista y de las JONS, era la encargada de dictar el reglamento y su aplicación proponiendo los candidatos a las medallas. Lo curioso era que el coste material de estas condecoraciones era sufragado por el propio Ayuntamiento.

La corporación municipal en la escalinata principal del Ayuntamiento (año 1964). [4]
La corporación municipal en la escalinata principal del Ayuntamiento (año 1964).

El Secretario del Ayuntamiento, era después del Alcalde, el personaje que gozaba con el mayor poder de decisión de toda la corporación. El dominio de las leyes aplicables en el municipio, su indiscutible fidelidad al Régimen junto con su dedicación permanente a los asuntos locales, le hacían indispensable en la orientación y toma de decisiones. Ocupaba este cargo en la década de los sesenta, D. Gabriel García Romeu.

Queda patente, como la figura del alcalde se ensalzaba y galardonaba por los más altos estamentos del régimen, mientras que el cargo de concejal, apenas tenía relevancia siendo mínima su participación en la toma de decisiones. La dedicación de los concejales a las tareas municipales se limitada a la asistencia a los Plenos cada dos meses y asistir a los actos religiosos. El relevo de la alcaldía en 1967 y los años finales del Franquismo modificaron esta actitud pasiva de los concejales como se verá más adelante. Las transformaciones económicas y sociales, junto a las protestas de la oposición al Régimen, crearon las condiciones para desde el gobierno de la nación, inciar una apertura política que llamaba a la participación en la vida política a través de asociaciones autorizadas previamente.

Hemos explicado más arriba, que la presentación y elección de los concejales estaba sometida a un control férreo. Si el posible candidato no estaba encuadrada en una de las organizaciones franquistas: Guardia de Franco, la Falange y no mostraba públicamente su completa adhesión a los Principio Fundamentales del Movimiento, resultaba imposible que pudiera optar a ocupar el cargo de concejal, incluso, desde el mismo sindicato vertical se instaba a cribar a los posibles candidatos y así evitar la presencia de quien no estuviera afiliado a la falange o bien que se le observara cierto afan de protagonismo. Los concejales que eran elegidos por el Tercio Familiar, es decir, con los votos de los vecinos cabezas de familia, hombres solamente mayores de veinticinco años y mujeres viudas, tenían que estar encuadrados necesariamente en las organizaciones citadas y a los que se les proponía desde la alcaldía presentarse para su elección. En el año 1960 resultó elegido por este tercio, Evaristo Pla Medina, maestro de profesión y militante de FET con 1.105 votos y Carmelo Poveda Brotóns, de profesión panadero, con 1.003 votos sobre un censo de 2.920 electores lo que representaba un 63% de participación. Cada tres años se renovaban la mitad de los concejales, dos por cada tercio. Por el sector o tercio Sindio resultaron elegidos: Juan Bta. Planelles Beltrán y Adrián Mollá Beltrá a través de un proceso de elección interno complicado y nada trasparente. Por último, el tercio llamado de las Entidades o Corporaciones (labradores, regantes etc) el Gobierno Civil dispuso nombrar a José Román García y a Juan Payá Rico. En los informes que la alcaldía remitía al Gobierno Civil figura la expresa aprobación de los elegidos, que ya habían pasado por una selección a fondo en la que no quedaba la menos duda de su adhesión a la causa franquista y al “Glorioso Alzamiento Nacional”. En la lista confeccionada por el Sindicato, se incluían nombres de trabajadores, posibles candidatos, cada uno de ellos era clasificado y calificado bien como militante, (Falange, Guardía de Franco), adicto al régimen o desafectos según cada caso. El resultado de todo este proceso electoral era una corporación municipal formada por vecinos de conocida militancia o ideología falangista como así queda releflejado en el informe de la alcaldía al Gobernador Civil.

En febrero de 1964 tomaron posesión en el cargo de concejal: el patronista Ismael Poveda Poveda y el farmacéutico José Luis Perseguer de Castro por el Tercio Familiar. Ramón Máñez Verdú y José Maria Amat Alcaraz por el Sindical y Procopio Navarro Poveda y Juan Manuel Esteve Tortosa por el corporativo todos ellos, militantes de la Falange Tradicionalista y de las JONS.

La gestión municipal

El presupuesto económico municipal ascendió a la cantidad de 1.971.000 Ptas. en 1960 alcanzando la cifra de 5.531.393 en 1967, año en que tomó el relevo en la alcaldía D. Pedro Herrero Herrero. El gasto por habitante durante estos siete años aumentó de 185 Ptas. habitante año a 364 Ptas. en 1967 y la población pasó de 10.650 vecinos a 15.158. Durante el trascurso de siete años se fueron incrementando las necesidades de ampliar servicios indispensables para la población tales como viviendas, escuelas o agua potable. Los gastos corrientes del Ayuntamiento representaban el 59% del total de los ingresos y las inversiones y subvenciones no sobrepasaban las 700.000 Ptas. En 1962 la plantilla de trabajadores del ayuntamiento se componía de 23 empleados de los cuales siete de ellos eran funcionarios, siete guardias municipales, dos vigilantes, un alguacil, un sepulturero, una encargada de la limpieza y cuatro contratados. Como ya se ha dicho en otro capítulo, la alcaldía de Nicolás Andreu estuvo presente durante un prolongado periodo de tiempo que abarcó del 1.939 a 1.967 es decir, veintiocho años sin interrupción que encontraron acomodo en las distintas etapas del franquismo.

Para valorar esta larga etapa en Petrer nos sirve como referencia una carta publicada en el diario La Verdad con fecha 16 de enero de 1974 escrita por unos vecinos de Petrer donde muestran su desacuerdo con unas declaraciones efectuadas por el alcalde en esos años Pedro Herrero que omite en sus declaraciones la gestión de su antecesor. En el escrito se dice “que lo que hoy es Petrer no se debe tan sólo a la época que comienza en 1967” y se refiere a continuación a los avances y realizaciones durante los años de alcaldía de Nicolás Andreu en estos términos: “… con un presupuesto tan ínfimo de cinco millones en el año 1967, se encontró Vd. todas las calles del pueblo asfaltadas… ni una sola calle ha sido asfaltada a partir de 1967 y las pocas que se han pavimentado e iluminado ha sido con aportación íntegra de los vecinos. En enseñanza se ha hecho mucho, pero antes también se trabajó firme. Quedan como señales: la ampliación de las escuelas del casco, el Instituto de Enseñanza Media como centro cultural: la biblioteca. En deportes, hasta 1967 quedó hecha la primera fase de la Ciudad Deportiva, por un millón de pesetas, sin contar el terreno. El campo de fútbol también, en cuanto al terrero es de 1967. El servicio de basuras antes de 1967 con un presupuesto mínimo, el pueblo estaba más limpio. En zonas verdes, quizás haya las mismas. Del abastecimiento de agua, en 1967, estaba toda canalizada, la red de distribución tendida, los depósitos construidos. Ahora hay más agua debido a la compra y a los famosos contadores. No se olvide un empuje espectacular en nuestro crecimiento antes de 1967, con la construcción de 200 viviendas de tipo social. De todo esto nada se ha hecho desde 1967”.

Como se puede comprobar, el escrito resume y valora y defiende la política de gestión municipal del anterior alcalde en un momento que ya era posible discrepar dentro de las distintas familias o grupos del régimen franquista ya que en año 1974 el asociacionismo político y las tímidas propuestas de reforma estaban al orden de la calle como hablaremos más adelante.

Centrándonos en la gestión realizada en los últimos años del alcalde Nicolás Andreu, cabe señalar lo reducido del presupuesto municipal y el incesante aumento de la población, bien por la natalidad, como por la inmigración de familias de otros lugares. La necesidad de viviendas, escuelas, servicios sanitarios, agua… no cesaba de aumentar ante unos ingresos municipales insuficientes que como ya se ha señalado ascendían a dos millones de pesetas en 1960 y cinco millones y poco más al final del periodo de 1967. Parte de estos ingresos fueron a parar a la construcción en 1960 de seis aulas escolares elevando un piso en las escuelas nacionales P. Rivera. El Estado contribuyó con una subvención de 450.000 Ptas. y las restantes 50.000 fueron aportadas por el ayuntamiento con el dinero recaudado con la venta de nichos del cementerio y el aprovechamiento de materiales de derribo. Esto puede darnos una idea de la penuria de recursos en estos años.

Con la cesión gratuita de 2000 m2 de terrero que Felipe Brotóns, tenían en la Partida del Guirney se construye una nueva Casa Cuartel de la Guardia Civil en el año 1960, con la aportación del 20% del coste de la obra por el ayuntamiento además de las donaciones que por suscripción popular aportará la población. El cuartel tuvo una vida efímera ya que en el año 1968 desaparecerá dicho puesto integrándose en el de la vecina ciudad de Elda, a pesar de las protestas y los continuos ruegos del ayuntamiento para que esto no sucediera. Petrer cuenta en este año con 16.000 habitantes y desde 1950 ha triplicado la población.

Futbolistas entrando al campo de fútbol de La Victoria (año 1967). [5]
Futbolistas entrando al campo de fútbol de La Victoria (año 1967).

La Ciudad Deportiva

En la zona del Guirney también se compran terrenos a Felipe Brotóns y familia para la construcción de las anheladas instalaciones deportivas que Petrer necesitaba. En los primeros años de la década de los sesenta, el pueblo solamente contaba con el pequeño campo de tierra ubicado en el patio del recreo en las escuelas de P. de Rivera y el campo de Fútbol de la “Cruz Cubierta” situado entre la Avda. de Elda y el Camino Viejo de Elda a la altura de la bodega del vino. Estos terrenos del campo de fútbol fueron adquiridos durante la II República por la Coop. El Faro asociada a la Unión General de Trabajadores para la construcción de viviendas sociales para sus afiliados. Finalizada la guerra civil estos terrenos fueron confiscados y vendidos en parte quedando el resto de propiedad del ayuntamiento en los que en 1942 fueron utilizados para campo de fútbol. En 1953 el ayuntamiento los cede a la Delegación Provincial del Frente de Juventudes para la construcción de instalaciones deportivas. Tres años más tarde, los organismos provinciales desestiman la inversión alegando que no alcanza los metros necesarios para ello, también alega que su ubicación quedaría muy alejada del núcleo de la población y que coste de la compra de terrenos necesarios en su proximidad encarecería el proyecto. Por todo ello el ayuntamiento autoriza en 1956 que el Frente de Juventudes pueda vender los terrenos cedidos y con el efectivo de la operación comprar otros terrenos en otro lugar de la población a un precio más económico. En febrero de 1964 se realiza la operación de compraventa en la zona del Guirney. El importe total de la venta ascendió a la cantidad de 1.037.000 Ptas. de las que 40.000 Ptas. se destinaron la compra de los nuevos terrenos en el Guirney y el resto 997.000 Ptas. quedaban a disposición como aportación de la Delegación de la Juventud para comenzar las obras de la ciudad deportiva. Se desestima por el momento la construcción de un nuevo campo de fútbol.

Elías Bernabé (Bitrir tomo I Pág. 118), estudioso del deporte en Petrer afirma en su escrito: “ Todavía no se entiende cómo las autoridades locales permitieron en aquel entonces dejar al fútbol “en pañales”. Máxime si se considera que el “boom” de la construcción en aquella zona todavía tardó mucho tiempo en llegar…”. A primeros del año 1964 el Atlético Petrelense Club de Fútbol, contaba con doscientos sesenta socios y una cantera de juveniles de más de cuarenta jugadores y en una carta al ayuntamiento se quejaba (Enero 1965) de que “ se ve imposibilitado para participar en competiciones o celebrar partidos amistosos en su propia localidad… llegando incluso a celebrar sus entrenamientos en diferentes y alejados parajes del término municipal, viéndose obligados a habilitarlos de la forma más insospechada para que puedan reunir las mínimas normas de moralidad…”. El Atlético Petrelense además de la precaria actividad deportiva realizada en la vecina ciudad de Elda, fomentó la cultura en Petrer a través de charlas y proyecciones cinematográficas en sus Semanas Culturales. A finales de 1965 a pesar de sus carencias contaba con 300 socios y 94 jugadores según manifiestas en extensas cartas que remite al ayuntamiento reclamando mayor celeridad en la cuestión del campo de fútbol en marzo de 1965 en respuesta a una de sus escritos el ayuntamiento escribía “… Le ruego que en lo sucesivo deje al margen teóricas responsabilidades no hay obligación municipal de fomento del fútbol”… ( Ver.)En mayo de 1967 por fin se pudo jugar el primer partido en el nuevo campo de fútbol denominado “ de la Victoria” escribe E Bernabé que tanto los directivos, jugadores y aficionados hicieron aportaciones en metálico para explanar los terrenos del Barxell donde se construyó el campo. El deporte considerado más para “los de abajo”, la clase trabajadora podía practicarse de nuevo en Petrer.

Hasta finales de 1965 no quedaron finalizadas las obras de la primera fase de la Ciudad Deportiva llamada de “San Fernando” que ocupaban una extensión de 6000 m2 y cuyas obras fueron realizadas por la Delegación Provincial de Juventudes con los ingresos conseguidos por autorización de la cesión del ayuntamiento de Petrer por un montante de un millón de pesetas invertido en el vallado, vestuarios y una pista de balonmano y baloncesto, quedando del proyecto pendiente de realizar, la piscina, el frontón, gimnasio, hogar juvenil, y pistas de mini-básquet.

Durante los primeros años de la década de los sesenta se realiza la pavimentación de las calles céntricas de la villa, tales como C. Del Castillo, G.Payá, A. Torres… La obra es realizada con la aportación del 50% por los vecinos a través de contribuciones especiales aprobadas por una Junta de Vecinos que debían supervisar el reparto de cargas, hay que destacar que dada la complejidad administrativa para repartir las aportaciones de cada vecino y el aumento de trabajo que esto significaba hemos podido comprobar que, el secretario municipal percibía un 0.80% del montante de las obras, así cómo también el Interventor y Jefe Provincial percibían el 0,50% del total de la obra.


Nuevos edificios y viviendas

Los años sesenta traen las ideas de desarrollismo y progreso salvaje asociado a la construcción de rascacielos en las grandes ciudades o edificios de varios pisos teniendo en cuenta solamente el ancho de la calle donde se iban a levantar. En la Plaça del Derrocat se construye en el año 1964 el edificio “Maracaibo” de ocho plantas de altura creando una barrera y un impacto visual que rompe la armonía del entorno y dificulta la contemplación del castillo, años antes sería la Caja de Ahorros de Novelda, hoy la CAM quien levantaría en la misma plaça un edificio de cuatro alturas y poco más tarde en la Calle País Valenciá el edificio “Elise” definiría la concepción de crecimiento urbanístico que tenía el ayuntamiento. Durante estos años sesenta hemos encontrado la propuesta y aprobación de no permitir la construcción de viviendas de planta baja ya que se consideraba este tipo de construcción propio de pueblos atrasados y de poco crecimiento.

En 1966 el grupo de cien viviendas “La Paz” en el Barrio del Guirney estaba “casi” terminadas, el ayuntamiento dona la propiedad de los terrenos a la Organización Sindical OSE que las concede en régimen de alquiler a familias de obreros con pocos recursos, inmigrantes y también a jubilados. El presupuesto de construcción de la Obra Sindical del Hogar no contemplaba los servicios necesarios de agua potable, luz y pavimentación por lo que los vecinos tuvieron que asumir con sus escasos recursos la terminación de las viviendas. Un total de 1.300.000 Ptas. fue el coste de estos servicios abonados por estos durante varios años.

Vista aérea del barrio de la Huerta con las calles todavía sin asfaltar. Finales de los cincuenta. [6]
Vista aérea del barrio de la Huerta con las calles todavía sin asfaltar. Finales de los cincuenta.

Cien viviendas se construyen también en el año 1961 en régimen de cooperativa, son los conocidos por “les blocs”. Las viviendas en bloques abiertos al estilo moderno, estaban rodeadas de espacios abiertos destinados a jardines que nunca se realizaron y hoy convertidos en aparcamientos. También en esta promoción de viviendas, los cien vecinos desembolsaron parte de las obras de pavimentación, el alumbrado y las aceras. La adjudicación de viviendas se realizó por sorteo entre los socios cooperativistas evitando así el clientelismo y el favoritismo.

Solar en el Derrocat donde se levantó el edificio Maracaibo (año 1964). [7]
Solar en el Derrocat donde se levantó el edificio Maracaibo (año 1964).

La vivienda era considerada como un objeto de primera y era demandada por la nueva generación nacida después de la guerra y por los inmigrantes que recibía nuestro pueblo procedentes de otros lugares que crecían día a día. En estos años sesenta la Coop. Agrícola de Petrer construye un grupo de viviendas en la calle Sancho Tello y San Bartolomé, por iniciativa privada Francisco Leal “Sogall” construye 30 viviendas en la Partida de Salinetas y en Barrio de la Frontera Afrodisio Barbero realiza un grupo de viviendas baratas que serán ocupadas por familias trabajadoras de procedencia agraria que pueblan poco a poco el territorio en contacto con la vecina ciudad de Elda. Las licencias de construcción aprobadas por el ayuntamiento en 1964 ascienden a 368 y a 286 en 1965.

Panorámica del barrio del Guirney recién finalizado su construcción (año 1965). Foto Lázaro. [8]
Panorámica del barrio del Guirney recién finalizado su construcción (año 1965). Foto Lázaro.

Hemos encontrado en los archivos municipales una carta fechada en 1965 del Gobierno Civil de Alicante, preguntando a la alcaldía por la queja de un excombatiente de la División Azul que reclama “su derecho antes de los demás vecinos a la adjudicación de un piso que se está construyendo”. Su nombre no lo vamos a revelar pero se trataba de una persona que ya disponía de otras viviendas y que intentaba como en otras promociones de vivienda ocurrió, adjudicarse una nueva vivienda para su posterior venta o especulación.

La enseñanza y el régimen

En los comienzos de la década de los sesenta, la situación educativa general presentaba un panorama negativo en todos los niveles. En líneas generales la educación se basaba en la transmisión de valores y conductas dirigidas a convertir a los niños en creyentes y buenos patriotas, dejando la formación y capacitación personal en un segundo plano, predominaba el adoctrinamiento sobre la instrucción, bajo una dura disciplina basada en el principio de autoridad.

Este panorama educativo se va modificando progresivamente durante la segunda etapa del Franquismo. El desarrollo económico iniciado por la puesta en marcha del Plan de Estabilización genera la necesidad de disponer de personas con cierto grado de preparación con el fin de ocupar puestos técnicos y de dirección que el sistema productivo demanda.

Los objetivos prioritarios del régimen se centraron en conseguir que la enseñanza primaria llegara a todos los niños comprendidos en edad de escolarización obligatoria que fue ampliada hasta los 14 años, así como facilitar una enseñanza profesional y técnica de grado medio.

Grupo escolar de niñas con la maestra Dª Josefa (comienzos de los sesenta). [9]
Grupo escolar de niñas con la maestra Dª Josefa (comienzos de los sesenta).

A partir de 1960 el régimen hace suyas las recomendaciones de diversos organismos internacionales en cuanto a la urgencia de aprovechar la potencialidad educativa existente y escoger entre los alumnos mejor preparados y que mostraran un grado elevado de coeficiente intelectual y de este modo no desaprovechar ningún talento que por falta de medios económicos se viera imposibilitado en continuar estudios superiores. Esta realidad fue el motivo de la creación de las Becas del Fondo Nacional de Oportunidades en el año 1961 gestionadas por las Delegaciones Locales del Frente de Juventudes. Los maestros proponían una lista con los alumnos que a su parecer, reunían mejores condiciones o que habían obtenido mejores calificaciones escolares para acceder a las becas, la Delegación provincial aceptaba o rechazaba la solicitud teniendo en cuenta los ingresos familiares, las calificaciones escolares más altas y concedía unas becas de tipo A dotadas con 11.000 Ptas. y otras de tipo B con 4.000 Ptas. El destino era los estudios de Bachillerato General en Alicante, Laboral en Elche, técnico en Jumilla (Murcia) o bien el seminario de Orihuela. Los jóvenes becados contaban con sólo diez años y aunque no todos continuaron sus estudios entre la lista de los becados podemos encontrar personas que hoy desempeñan trabajos que necesitan cierto grado de cualificación y estudios entre ellos se puede citar a Carlos Payá, Juan Carrillos, Francisco Brotóns, Vicente Maestre, Joaquín Planelles, Antonio Bernabé, Pedro Rico, Miguel Bellot, Pablo Navarro, Ventura Francés, Héctor Navarro o Maria Adelaida Sanchiz.

En los primeros años de la década de los sesenta Petrer tenía 1.400 niños de 6 a 12 años de edad repartidos en 10 aulas de niños, 17 de niñas y 3 mixtas de las que algunas estaban destinadas a párvulos cobijaban los 1.100 niños con una dotación de 22 maestros. Existía también un colegio privado: la Academia Virgen del Remedio regentada por Evaristo Pla Medina. Cuatro jóvenes de Petrer, todos varones, cursaban estudios universitarios además de tres seminaristas.

Grupo escolar de niños de la Academia Virgen del Remedio (año 1963). [10]
Grupo escolar de niños de la Academia Virgen del Remedio (año 1963).

Cerca de seiscientos niños en edad escolar no asistían habitualmente a la escuela ya que la fábrica o el taller les ofrecía desde temprana edad la posibilidad de trabajar para completar el salario familiar (encuesta de Cáritas)

En el Barrio de la Frontera 120 niños y 132 niñas de 6 a 12 años eran distribuidos en locales que ocupaban los bajos de las viviendas en las calles Aragón y Castilla, además existía una escuela parroquial unitaria en la Avda. de Madrid. Hay también dos locales dedicados a escuela maternal en la calle la Huerta y la calle Agost.

No existía comedor escolar alguno ni tampoco guardería. Aunque no era habitual que la iglesia facilitara el trabajo de la mujer fuera de su casa, lo cierto es que el Rvdo. Cura Párroco D. Jesús Zaragoza Giner solicitó usar el antiguo Cuartel de la Guardia Civil, enclavado junto a la ermita de San Bonifacio para este cometido, aunque el elevado coste de acondicionamiento le hizo desistir de la idea.

Juan José Navarro, escribe en (Bitrir nº 1 Recuerdos de la Escuela en Petrer) que durante una visita del inspector al Colegio Primo de Rivera, propuso al Ayuntamiento, la construcción de un comedor escolar a lo que éste contestó que “mientras no pudiera facilitar una plaza escolar a cada niño de Petrer, no haría ninguna obra”.

El absentismo escolar, junto con el abandono temprano de los estudios para incorporarse al mundo laboral era un problema de difícil solución ya que la industria demandaba mano de obra y las familias complementaban sus ingresos con el salario de aprendiz de sus hijos. El Ayuntamiento con la colaboración de los centros escolares trataron de controlar este hecho aunque hasta los años setenta no se alcanzaría la total escolarización.

En el año 1965 según el censo de la Junta Municipal de Enseñanza cursan estudios medios sesenta alumnos. Hay tan solo siete jóvenes universitarios, entre ellos Luis Sempere, Enrique Amat, Alejandro Perseguer entre otros. El censo de niños escolarizados de 6 a 12 años alcanza la cifra de 1.026 alumnos, quedan 600 sin escolarizar.

Vista aérea del Instituto Azorín (año 1968). [11]
Vista aérea del Instituto Azorín (año 1968).

Luis Vera, corresponsal del diario Información de Alicante escribía en el mes de Agosto de 1963 un artículo solicitando de la Organización Sindical OSE la puesta en marcha de un Taller Escuela de Formación Profesional que organizara cursillos de formación laboral para preparar técnicos y especialistas que la industria del calzado estaba demandando. El Ayuntamiento realiza en el año 1965 las primeras gestiones que conducirán a la creación del Instituto de Enseñanza Media Azorín mancomunado con la vecina ciudad de Elda y que abriría su actividad docente en octubre de 1967.

Petrer iba creciendo y transformándose año tras año, la industria y los servicios iban en aumento, algo estaba cambiando en la forma de pensar y vivir de la población, quedaba lejos aquella escuela donde “… los sábados por la tarde, para rezar el Santo Rosario los niños cabían en una clase y no muy apretados; por las mañanas, para izar las banderas, llenaban medio pasillo de la planta baja del colegio. Atrás quedan las estufas de cáscara de almendra, la leche en polvo de las mañanas y las meriendas con leche de bote”. (Nota, 1991:171).

Agua para la población

El abastecimiento de agua a la población fue otro de los problemas difíciles de resolver durante la alcaldía de Nicolás Andreu. Desde tiempo inmemorial los habitantes de Petrer contaban con el agua que manaba de los manantiales de la Pda. de Puça. El clima seco de la comarca y la escasez e irregularidad de las precipitaciones, obligaban en distintos periodos a profundizar el alumbramiento en forma de minado con el fin de incrementar el aforo. Hasta la mitad del siglo XX las aguas procedentes de Puça, junto con las que manaban del Pantano, Fonteta, tabaides… fluían por la Rambla de Puça hasta el punto conocido por el Azud, desde este lugar, se desviaba y canalizaba para abastecer a la población a través de fuentes públicas repartidas por el casco urbano y que llegaban a poco más de la Explanada y el Derrocat. El agua sobrante de las fuentes era aprovechada para el riego de las tierras dedicadas al cultivo a través de una gran balsa –La Balsa Fonda- situada a espaldas de la Casa Consistorial. En este lugar, también estaba el lavadero público al que acudían regularmente, las mujeres cargadas con grandes calderos con la ayudada de sus hijos para hacer entre charlas animadas la colada familiar.

A mediados de los años cuarenta, surgió un pleito entre la Comunidad de Regantes y el Ayuntamiento. Los primeros se erigían propietarios de las aguas que sobraban de las fuentes públicas y se quejaban de su menor disponibilidad debido al constante aumento de la población que demandaba conectar en su domicilio particular el agua potable.

Agua brotando del manantial de El Esquinal (año 1966). [12]
Agua brotando del manantial de El Esquinal (año 1966).

A medida que se construían más viviendas en cotas inferiores a la ubicación de la Balsa Fonda sé hacia imposible recoger el agua sobrante y conducirla a la balsa; no recibiendo los regantes, compensación alguna por la merma de su caudal. Se aceptaba la instalación de más fuentes públicas como derecho preferente pero se negaba el derecho individual de cada vecino para conectar el agua en su casa si en contrapartida no recibían una cantidad en metálico del Ayuntamiento por el agua y la construcción y mantenimiento de la conducción.

En el año 1959 el agua que se extraía de la Mina de Puça incrementó su caudal de forma considerable y se llegó a pensar que Petrer iba a tener agua suficiente para varias décadas. En el pueblo, grandes y chicos celebraron el acontecimiento y no quedó vecino que no se acercara a la boca de la mina para probar el agua y chapotear la que corría por la Rambla.

El Ayuntamiento mejoró la conducción al pueblo con la ayuda del Estado, aunque la zona de la Frontera ya era abastecida por la Cia. de Aguas Municipalizadas de Alicante. También en la zona alta del casco urbano, en la calle San Hermenegildo se amplió el viejo depósito y la Corporación desestima la propuesta de compra de la Balsa el Moro en la Pda del Guirney para la construcción de un nuevo depósito.

No fue una alegría prolongada. La Mina de Puça volvió a disminuir alarmantemente su caudal. En el año 1962 el Ayuntamiento contrata a José Beneit para la búsqueda de agua en el Pantano y se hace necesario restringir el consumo en los domicilios dada la escasez del preciado líquido. Un año más tarde, en 1963 se intenta de nuevo un nuevo alumbramiento en el Molino del Turco, enclavado en la Rambla de Puça. La Diputación Provincial de Alicante subvenciona con 40.000 Ptas. los trabajos de búsqueda durante meses, aunque, sin resultados positivos. La construcción de viviendas es constante para una población que no deja de crecer atraída por la pujanza de la industria, sin que el problema del agua tuviera solución. Hemos encontrado un informe de 1962 que cifra el caudal del Pozo de los Moriscos de Puça en 80 litros por segundo, que contrasta con la respuesta a un telegrama del Gobierno Civil en el año 1966 que cifra en 5 litros/seg. el caudal una vez abierto el nuevo pozo en la Pda. del Esquinal.

Paralelamente y con miembros comunes a la Comunidad de Regantes, en los primeros años de la década de los sesenta, se constituyó en régimen de cooperativa, una nueva sociedad de regantes denominada Coop. Sindical de Regantes de Petrel, la sequía y la disminución de sobrantes por la necesidad de consumo de la población, perforaron hasta descubrir un nuevo pozo en la Pda. del Esquinal de donde extraen agua potable en una cantidad considerable. Poco tiempo más tarde. Se comprueba que pozo mermaba, hasta dejar casi seco, el caudal de la Mina de Puça. La corporación por unanimidad “… considera irrenunciable los derechos del pueblo sobre la Mina de Puça y aprueba no permitir que se realicen trabajos de aforo o saca del Pozo del esquinal», además de proponer diversas soluciones para compensar los gastos de la inversión en la perforación del pozo a los socios de la Coop. de Regantes. Poco después, los regantes contestan a la Moción de Alcaldía, ofreciendo al Ayuntamiento la coparticipación mediante traspaso o creación de nuevas aportaciones hasta la cantidad del 20% del capital social, además del compromiso de suministrar “… en todo momento y lugar preferente, la cantidad de agua para cubrir las necesidades de la población al precio que se fije” por último se propone incluir a dos representantes del ayuntamiento en la Junta Rectora de la Coop.

En el año 1965 la población de Petrer ascendía a 14.003 habitantes, El Barrio de la Frontera estaba abastecido por la empresa Aguas Municipalizadas de Alicante lo que representaba cerca de 5.000 personas, las restantes 9.000 recibía el agua de Puça y el Esquinal. De los 2600 abonados, 1700 correspondían al casco histórico y el ensanche, su consumo diario medio era de 1.050 metros cúbicos. El precio del agua era cero ya que solamente se pagaba un canon por vivienda de 25 Ptas., no existían contadores que midieran el consumo ni frenaran el despilfarro. Estos datos sirven para ilustrar y mejor comprender el problema del agua que formaría parte de la herencia recibida por el nuevo alcalde D. Pedro Herrero Herrero».