Años 60: Una mirada a la gestión municipal


Nuevos edificios y viviendas

Los años sesenta traen las ideas de desarrollismo y progreso salvaje asociado a la construcción de rascacielos en las grandes ciudades o edificios de varios pisos teniendo en cuenta solamente el ancho de la calle donde se iban a levantar. En la Plaça del Derrocat se construye en el año 1964 el edificio “Maracaibo” de ocho plantas de altura creando una barrera y un impacto visual que rompe la armonía del entorno y dificulta la contemplación del castillo, años antes sería la Caja de Ahorros de Novelda, hoy la CAM quien levantaría en la misma plaça un edificio de cuatro alturas y poco más tarde en la Calle País Valenciá el edificio “Elise” definiría la concepción de crecimiento urbanístico que tenía el ayuntamiento. Durante estos años sesenta hemos encontrado la propuesta y aprobación de no permitir la construcción de viviendas de planta baja ya que se consideraba este tipo de construcción propio de pueblos atrasados y de poco crecimiento.

En 1966 el grupo de cien viviendas “La Paz” en el Barrio del Guirney estaba “casi” terminadas, el ayuntamiento dona la propiedad de los terrenos a la Organización Sindical OSE que las concede en régimen de alquiler a familias de obreros con pocos recursos, inmigrantes y también a jubilados. El presupuesto de construcción de la Obra Sindical del Hogar no contemplaba los servicios necesarios de agua potable, luz y pavimentación por lo que los vecinos tuvieron que asumir con sus escasos recursos la terminación de las viviendas. Un total de 1.300.000 Ptas. fue el coste de estos servicios abonados por estos durante varios años.

Vista aérea del barrio de la Huerta con las calles todavía sin asfaltar. Finales de los cincuenta.
Vista aérea del barrio de la Huerta con las calles todavía sin asfaltar. Finales de los cincuenta.

Cien viviendas se construyen también en el año 1961 en régimen de cooperativa, son los conocidos por “les blocs”. Las viviendas en bloques abiertos al estilo moderno, estaban rodeadas de espacios abiertos destinados a jardines que nunca se realizaron y hoy convertidos en aparcamientos. También en esta promoción de viviendas, los cien vecinos desembolsaron parte de las obras de pavimentación, el alumbrado y las aceras. La adjudicación de viviendas se realizó por sorteo entre los socios cooperativistas evitando así el clientelismo y el favoritismo.

Solar en el Derrocat donde se levantó el edificio Maracaibo (año 1964).
Solar en el Derrocat donde se levantó el edificio Maracaibo (año 1964).

La vivienda era considerada como un objeto de primera y era demandada por la nueva generación nacida después de la guerra y por los inmigrantes que recibía nuestro pueblo procedentes de otros lugares que crecían día a día. En estos años sesenta la Coop. Agrícola de Petrer construye un grupo de viviendas en la calle Sancho Tello y San Bartolomé, por iniciativa privada Francisco Leal “Sogall” construye 30 viviendas en la Partida de Salinetas y en Barrio de la Frontera Afrodisio Barbero realiza un grupo de viviendas baratas que serán ocupadas por familias trabajadoras de procedencia agraria que pueblan poco a poco el territorio en contacto con la vecina ciudad de Elda. Las licencias de construcción aprobadas por el ayuntamiento en 1964 ascienden a 368 y a 286 en 1965.

Panorámica del barrio del Guirney recién finalizado su construcción (año 1965). Foto Lázaro.
Panorámica del barrio del Guirney recién finalizado su construcción (año 1965). Foto Lázaro.

Hemos encontrado en los archivos municipales una carta fechada en 1965 del Gobierno Civil de Alicante, preguntando a la alcaldía por la queja de un excombatiente de la División Azul que reclama “su derecho antes de los demás vecinos a la adjudicación de un piso que se está construyendo”. Su nombre no lo vamos a revelar pero se trataba de una persona que ya disponía de otras viviendas y que intentaba como en otras promociones de vivienda ocurrió, adjudicarse una nueva vivienda para su posterior venta o especulación.

La enseñanza y el régimen

En los comienzos de la década de los sesenta, la situación educativa general presentaba un panorama negativo en todos los niveles. En líneas generales la educación se basaba en la transmisión de valores y conductas dirigidas a convertir a los niños en creyentes y buenos patriotas, dejando la formación y capacitación personal en un segundo plano, predominaba el adoctrinamiento sobre la instrucción, bajo una dura disciplina basada en el principio de autoridad.

Este panorama educativo se va modificando progresivamente durante la segunda etapa del Franquismo. El desarrollo económico iniciado por la puesta en marcha del Plan de Estabilización genera la necesidad de disponer de personas con cierto grado de preparación con el fin de ocupar puestos técnicos y de dirección que el sistema productivo demanda.

Los objetivos prioritarios del régimen se centraron en conseguir que la enseñanza primaria llegara a todos los niños comprendidos en edad de escolarización obligatoria que fue ampliada hasta los 14 años, así como facilitar una enseñanza profesional y técnica de grado medio.

Grupo escolar de niñas con la maestra Dª Josefa (comienzos de los sesenta).
Grupo escolar de niñas con la maestra Dª Josefa (comienzos de los sesenta).

A partir de 1960 el régimen hace suyas las recomendaciones de diversos organismos internacionales en cuanto a la urgencia de aprovechar la potencialidad educativa existente y escoger entre los alumnos mejor preparados y que mostraran un grado elevado de coeficiente intelectual y de este modo no desaprovechar ningún talento que por falta de medios económicos se viera imposibilitado en continuar estudios superiores. Esta realidad fue el motivo de la creación de las Becas del Fondo Nacional de Oportunidades en el año 1961 gestionadas por las Delegaciones Locales del Frente de Juventudes. Los maestros proponían una lista con los alumnos que a su parecer, reunían mejores condiciones o que habían obtenido mejores calificaciones escolares para acceder a las becas, la Delegación provincial aceptaba o rechazaba la solicitud teniendo en cuenta los ingresos familiares, las calificaciones escolares más altas y concedía unas becas de tipo A dotadas con 11.000 Ptas. y otras de tipo B con 4.000 Ptas. El destino era los estudios de Bachillerato General en Alicante, Laboral en Elche, técnico en Jumilla (Murcia) o bien el seminario de Orihuela. Los jóvenes becados contaban con sólo diez años y aunque no todos continuaron sus estudios entre la lista de los becados podemos encontrar personas que hoy desempeñan trabajos que necesitan cierto grado de cualificación y estudios entre ellos se puede citar a Carlos Payá, Juan Carrillos, Francisco Brotóns, Vicente Maestre, Joaquín Planelles, Antonio Bernabé, Pedro Rico, Miguel Bellot, Pablo Navarro, Ventura Francés, Héctor Navarro o Maria Adelaida Sanchiz.

En los primeros años de la década de los sesenta Petrer tenía 1.400 niños de 6 a 12 años de edad repartidos en 10 aulas de niños, 17 de niñas y 3 mixtas de las que algunas estaban destinadas a párvulos cobijaban los 1.100 niños con una dotación de 22 maestros. Existía también un colegio privado: la Academia Virgen del Remedio regentada por Evaristo Pla Medina. Cuatro jóvenes de Petrer, todos varones, cursaban estudios universitarios además de tres seminaristas.

Grupo escolar de niños de la Academia Virgen del Remedio (año 1963).
Grupo escolar de niños de la Academia Virgen del Remedio (año 1963).

Cerca de seiscientos niños en edad escolar no asistían habitualmente a la escuela ya que la fábrica o el taller les ofrecía desde temprana edad la posibilidad de trabajar para completar el salario familiar (encuesta de Cáritas)

En el Barrio de la Frontera 120 niños y 132 niñas de 6 a 12 años eran distribuidos en locales que ocupaban los bajos de las viviendas en las calles Aragón y Castilla, además existía una escuela parroquial unitaria en la Avda. de Madrid. Hay también dos locales dedicados a escuela maternal en la calle la Huerta y la calle Agost.

No existía comedor escolar alguno ni tampoco guardería. Aunque no era habitual que la iglesia facilitara el trabajo de la mujer fuera de su casa, lo cierto es que el Rvdo. Cura Párroco D. Jesús Zaragoza Giner solicitó usar el antiguo Cuartel de la Guardia Civil, enclavado junto a la ermita de San Bonifacio para este cometido, aunque el elevado coste de acondicionamiento le hizo desistir de la idea.

Juan José Navarro, escribe en (Bitrir nº 1 Recuerdos de la Escuela en Petrer) que durante una visita del inspector al Colegio Primo de Rivera, propuso al Ayuntamiento, la construcción de un comedor escolar a lo que éste contestó que “mientras no pudiera facilitar una plaza escolar a cada niño de Petrer, no haría ninguna obra”.

El absentismo escolar, junto con el abandono temprano de los estudios para incorporarse al mundo laboral era un problema de difícil solución ya que la industria demandaba mano de obra y las familias complementaban sus ingresos con el salario de aprendiz de sus hijos. El Ayuntamiento con la colaboración de los centros escolares trataron de controlar este hecho aunque hasta los años setenta no se alcanzaría la total escolarización.

En el año 1965 según el censo de la Junta Municipal de Enseñanza cursan estudios medios sesenta alumnos. Hay tan solo siete jóvenes universitarios, entre ellos Luis Sempere, Enrique Amat, Alejandro Perseguer entre otros. El censo de niños escolarizados de 6 a 12 años alcanza la cifra de 1.026 alumnos, quedan 600 sin escolarizar.

Vista aérea del Instituto Azorín (año 1968).
Vista aérea del Instituto Azorín (año 1968).

Luis Vera, corresponsal del diario Información de Alicante escribía en el mes de Agosto de 1963 un artículo solicitando de la Organización Sindical OSE la puesta en marcha de un Taller Escuela de Formación Profesional que organizara cursillos de formación laboral para preparar técnicos y especialistas que la industria del calzado estaba demandando. El Ayuntamiento realiza en el año 1965 las primeras gestiones que conducirán a la creación del Instituto de Enseñanza Media Azorín mancomunado con la vecina ciudad de Elda y que abriría su actividad docente en octubre de 1967.

Petrer iba creciendo y transformándose año tras año, la industria y los servicios iban en aumento, algo estaba cambiando en la forma de pensar y vivir de la población, quedaba lejos aquella escuela donde “… los sábados por la tarde, para rezar el Santo Rosario los niños cabían en una clase y no muy apretados; por las mañanas, para izar las banderas, llenaban medio pasillo de la planta baja del colegio. Atrás quedan las estufas de cáscara de almendra, la leche en polvo de las mañanas y las meriendas con leche de bote”. (Nota, 1991:171).

Agua para la población

El abastecimiento de agua a la población fue otro de los problemas difíciles de resolver durante la alcaldía de Nicolás Andreu. Desde tiempo inmemorial los habitantes de Petrer contaban con el agua que manaba de los manantiales de la Pda. de Puça. El clima seco de la comarca y la escasez e irregularidad de las precipitaciones, obligaban en distintos periodos a profundizar el alumbramiento en forma de minado con el fin de incrementar el aforo. Hasta la mitad del siglo XX las aguas procedentes de Puça, junto con las que manaban del Pantano, Fonteta, tabaides… fluían por la Rambla de Puça hasta el punto conocido por el Azud, desde este lugar, se desviaba y canalizaba para abastecer a la población a través de fuentes públicas repartidas por el casco urbano y que llegaban a poco más de la Explanada y el Derrocat. El agua sobrante de las fuentes era aprovechada para el riego de las tierras dedicadas al cultivo a través de una gran balsa –La Balsa Fonda- situada a espaldas de la Casa Consistorial. En este lugar, también estaba el lavadero público al que acudían regularmente, las mujeres cargadas con grandes calderos con la ayudada de sus hijos para hacer entre charlas animadas la colada familiar.

A mediados de los años cuarenta, surgió un pleito entre la Comunidad de Regantes y el Ayuntamiento. Los primeros se erigían propietarios de las aguas que sobraban de las fuentes públicas y se quejaban de su menor disponibilidad debido al constante aumento de la población que demandaba conectar en su domicilio particular el agua potable.

Agua brotando del manantial de El Esquinal (año 1966).
Agua brotando del manantial de El Esquinal (año 1966).

A medida que se construían más viviendas en cotas inferiores a la ubicación de la Balsa Fonda sé hacia imposible recoger el agua sobrante y conducirla a la balsa; no recibiendo los regantes, compensación alguna por la merma de su caudal. Se aceptaba la instalación de más fuentes públicas como derecho preferente pero se negaba el derecho individual de cada vecino para conectar el agua en su casa si en contrapartida no recibían una cantidad en metálico del Ayuntamiento por el agua y la construcción y mantenimiento de la conducción.

En el año 1959 el agua que se extraía de la Mina de Puça incrementó su caudal de forma considerable y se llegó a pensar que Petrer iba a tener agua suficiente para varias décadas. En el pueblo, grandes y chicos celebraron el acontecimiento y no quedó vecino que no se acercara a la boca de la mina para probar el agua y chapotear la que corría por la Rambla.

El Ayuntamiento mejoró la conducción al pueblo con la ayuda del Estado, aunque la zona de la Frontera ya era abastecida por la Cia. de Aguas Municipalizadas de Alicante. También en la zona alta del casco urbano, en la calle San Hermenegildo se amplió el viejo depósito y la Corporación desestima la propuesta de compra de la Balsa el Moro en la Pda del Guirney para la construcción de un nuevo depósito.

No fue una alegría prolongada. La Mina de Puça volvió a disminuir alarmantemente su caudal. En el año 1962 el Ayuntamiento contrata a José Beneit para la búsqueda de agua en el Pantano y se hace necesario restringir el consumo en los domicilios dada la escasez del preciado líquido. Un año más tarde, en 1963 se intenta de nuevo un nuevo alumbramiento en el Molino del Turco, enclavado en la Rambla de Puça. La Diputación Provincial de Alicante subvenciona con 40.000 Ptas. los trabajos de búsqueda durante meses, aunque, sin resultados positivos. La construcción de viviendas es constante para una población que no deja de crecer atraída por la pujanza de la industria, sin que el problema del agua tuviera solución. Hemos encontrado un informe de 1962 que cifra el caudal del Pozo de los Moriscos de Puça en 80 litros por segundo, que contrasta con la respuesta a un telegrama del Gobierno Civil en el año 1966 que cifra en 5 litros/seg. el caudal una vez abierto el nuevo pozo en la Pda. del Esquinal.

Paralelamente y con miembros comunes a la Comunidad de Regantes, en los primeros años de la década de los sesenta, se constituyó en régimen de cooperativa, una nueva sociedad de regantes denominada Coop. Sindical de Regantes de Petrel, la sequía y la disminución de sobrantes por la necesidad de consumo de la población, perforaron hasta descubrir un nuevo pozo en la Pda. del Esquinal de donde extraen agua potable en una cantidad considerable. Poco tiempo más tarde. Se comprueba que pozo mermaba, hasta dejar casi seco, el caudal de la Mina de Puça. La corporación por unanimidad “… considera irrenunciable los derechos del pueblo sobre la Mina de Puça y aprueba no permitir que se realicen trabajos de aforo o saca del Pozo del esquinal», además de proponer diversas soluciones para compensar los gastos de la inversión en la perforación del pozo a los socios de la Coop. de Regantes. Poco después, los regantes contestan a la Moción de Alcaldía, ofreciendo al Ayuntamiento la coparticipación mediante traspaso o creación de nuevas aportaciones hasta la cantidad del 20% del capital social, además del compromiso de suministrar “… en todo momento y lugar preferente, la cantidad de agua para cubrir las necesidades de la población al precio que se fije” por último se propone incluir a dos representantes del ayuntamiento en la Junta Rectora de la Coop.

En el año 1965 la población de Petrer ascendía a 14.003 habitantes, El Barrio de la Frontera estaba abastecido por la empresa Aguas Municipalizadas de Alicante lo que representaba cerca de 5.000 personas, las restantes 9.000 recibía el agua de Puça y el Esquinal. De los 2600 abonados, 1700 correspondían al casco histórico y el ensanche, su consumo diario medio era de 1.050 metros cúbicos. El precio del agua era cero ya que solamente se pagaba un canon por vivienda de 25 Ptas., no existían contadores que midieran el consumo ni frenaran el despilfarro. Estos datos sirven para ilustrar y mejor comprender el problema del agua que formaría parte de la herencia recibida por el nuevo alcalde D. Pedro Herrero Herrero».

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