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1938: María y Josefa Soriano Beltrán, dos mujeres para la historia de Petrer


NOTA: Artículo escrito por Bonifacio Navarro Poveda y Fernando E. Tendero Fernández y publicado originalmente en la Revista Festa 2014.

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María Soriano (derecha) y su amiga Lolita. Década de los cuarenta (Archivo de la familia Gómez Soriano).

 

Quienes crean que la lucha de la mujer por ocupar en la sociedad el lugar que le corresponde, en un plano de igualdad con el hombre, es consecuencia de los movimientos feministas recientes o de la transición a la democracia, se equivocan. Los avances en la equiparación en derechos de la mujer con el hombre, en todos los aspectos de la vida, no ha sido una tarea fácil.  Hasta varias décadas, desempeñar un cargo público no estaba permitido por las leyes, o algo tan cotidiano como abrir una cuenta corriente en una entidad bancaria no era posible sin la autorización expresa del marido. Los avances logrados por las mujeres no han sido regalos caídos del cielo. Miles de mujeres, cuyo nombre no figura en la historia, han hecho posible con su lucha diaria ir subiendo los peldaños que conducen a la igualdad real de derechos con el hombre.

Entre las mujeres que han sido invisibles de nuestro pueblo, mujeres olvidadas, cabe destacar a María y Josefa Beltrán. En 1938, en plena guerra civil, hace ahora setenta y cinco años, aquellas dos jóvenes de las Juventudes Libertarias de la CNT ocuparon por primera vez, en la historia del Ayuntamiento de Petrer, los cargos de consejeras -hoy concejalas-, hecho singular que no se volvería a repetir hasta el año 1974 cuando Pilar Trinidad Perseguer de Castro fue nombrada por el Tercio Sindical para ocupar la concejalía de Asuntos Sociales.

La familia Soriano Beltrán

Efectivamente, las hermanas María y Josefa Soriano Beltrán vivieron en Petrer en la década de los años treinta del siglo pasado, y tuvieron el honor de ser  las primeras mujeres que ocuparon un cargo político en el Ayuntamiento. María Soriano era la más joven de las dos hermanas, contaba con tan solo veintiún años cuando fue designada consejera. Josefa había cumplido veintisiete. Ambas estaban afiliadas a la organización de las Juventudes Libertarias (JJLL), rama juvenil de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Josefa, además, pertenecía a la incipiente e innovadora organización Mujeres Libres (1).

La familia Soriano Berltrán se había trasladado desde Yecla, ciudad natal del padre, a Petrer en el año 1930. Los progenitores eran Ramón Soriano Alarcón y Ángela Beltrán de la Fuente, natural de Petrer e hija de Pascual Beltrán. Ramón, cabeza de familia, manejaba con precisión la dinamita; su trabajo especializado de barrenero en las canteras de yeso de El Guirney, enclavada donde en la actualidad se levanta el centro comercial de la Bassa de El Moro (2). Ángela, la madre, estaba emparentada con una de las ramas de la familia Beltrán, de la alfarería de Tío Tonet de la Foia (3).

Josefa y María nacieron en Yecla, la primera en 1911 y la segunda en 1917 y, como ya se ha indicado, se trasladaron junto al resto de la familia a Petrer al comenzar la década de los treinta. Desde muy jóvenes trabajaron en la sección de aparado de la fábrica Calzados Luvi, propiedad del empresario y político Luis Villaplana Reig y otros familiares. Luis llegó a ser alcalde de Petrer entre 1925 y 1930. Calzados Luvi era una de las mayores fábricas de la población, utilizando una maquinaria actualizada y empleando métodos de organización modernos para la época.

El panorama sociopolítico a comienzos de los años 30

La década de los treinta fueron años de duros enfrentamientos laborales y sociales, las reformas emprendidas por la II República abrieron la esperanza y el convencimiento de que era posible construir una sociedad más justa. Los poderes establecidos no cedían terreno a las nuevas corrientes sociopolíticas más igualitarias que, a pesar de ello, se abrían paso entre grandes dificultades.

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Vista de Petrer, desde el canal de los belgas, a mediados del siglo XX (Archivo Fotográfico Municipal de Petrer).

 

En Petrer, desde principios del siglo XX, la fuerza sindical y política mayoritaria fue la Unión General de Trabajadores (UGT) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El sindicato de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) y la Federación Anaquista Ibérica (FAI) eran minoritarios, al contrario de lo que pasaba en la vecina ciudad de Elda, aunque sus decisiones y su presencia en el mundo laboral no eran nada desdeñables. En aquellos años los partidos y sindicatos contaban con organizaciones juveniles en su seno. Las Juventudes Socialistas del PSOE se unifican en 1936 con las Juventudes Comunistas creando las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Esta organización juvenil alcanzó un gran número de jóvenes afiliados y un acreditado prestigio por la implicación de sus miembros en la defensa del gobierno legítimo de la República durante la Guerra Civil. La rama juvenil de la CNT fue las Juventudes Libertarias (JJLL), una organización de inspiración anarquista, creada en 1932, y en la que se manifestaban varias tendencias: Por un lado, aquellos que opinaban que las JJLL, al igual que los Ateneos Libertarios, tenían que ser una sección de cultura y propaganda dentro de la FAI. Por otro lado, los que pretendían que fuera autónomas tanto de la FAI como de la CNT. De estas dos posturas, la segunda fue la mayoritariamente aceptada.

La CNT en Petrer estaba integrada por viejos y jóvenes luchadores como José Espí, zapatero autodidacta y uno de los mejores exponentes del anarquismo en Petrer junto con Vicente Aracil, perito industrial, un joven, sin duda, de los más formados y preparados del anarquismo local. Junto a los afiliados curtidos en la Dictadura de Primo de Rivera, un grupo de jóvenes con ideales anarquistas se abría paso, se trataba de las hermanas María y Josefa Soriano, los hermanos Juan y Víctor Montesinos, Libertad Brotons, Dolores Marcos, Carmen Montesinos, Bonifacio Navarro, Dolores Navarro, María Poveda, José Aracil… La mayoría apenas habían cumplido los veinte años y, por supuesto, nada podía predecir los avatares y sufrimientos que el futuro les iba a deparar.

Las actividades que realizaron las JJLL en los años previos y durante la Guerra Civil eran muchas y variadas, aunque siempre relacionadas con la cultura y la ayuda social; los jóvenes y las jóvenes trabajaban en las fábricas que abastecían de armas y ropa al ejército, pasaban temporadas en los campos para recolectar las cosechas abandonadas, ya que durante la guerra nuestro pueblo estaba en territorio de retaguardia y las autoridades municipales, siguiendo las directrices marcadas por los órganos superiores, primaban la necesidad de producción de alimentos, ropas y armas para las tropas republicanas y, sobre todo, la organización y el acogimiento de las familias refugiadas que huían de ciudades bombardeadas.

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Fábrica Luvi. Sección aparado (extraída de «Petrer 1935. Un pueblo en blanco y negro», de Mª C. Rico).

 

Volviendo a los protagonistas del presente artículo y relacionado con las actividades que realizaban los integrantes de las JJLL, al acabar la guerra, María Soriano fue acusada de recoger fondos para el Socorro Rojo Internacional (SRI), que se trataba de una organización de solidaridad con los presos que ayudaba también a las familias de los que habían muerto, o que habían sido heridos o recluidos en prisión. El SRI dedicaba especial atención a los niños y socorría a los emigrados políticos que eran perseguidos en sus países. María Soriano declaró en el Consejo de Guerra lo siguiente:

«Que no ha pertenecido nunca al SRI, y no recuerda, o mejor dicho, no ha salido nunca a recolectar fondos para éste (…)» (4) Además de la recaudación de fondos, otra de las actividades desarrolladas por las JJLL fue el teatro. Hubo un grupo artístico en Petrer que estaba dirigido por Alejandro Hernández, en el que participaban Lolita Marcos, Félix Juan, Teresa Poveda, Antonio Espinosa y Teresa Oliver, estos últimos como primer galán y primera actriz. Representaban obras como la de Alejandro Casona «Nuestra Natacha» o «Castilla roja», esta última escrita por el mismo director Alejandro Hernández (5). Resulta paradójico que Libertad Brotons, joven afiliada a la JJLL, participara como actriz en la obra teatral «España en sangre», obra escrita y dirigida por el petrerense José Pérez Beltrán, destacado dirigente de las Juventudes Socialistas Unificadas, hecho que demuestra la estrecha colabración entre jóvenes de las dos organizaciones durante los años de guerra a pesar de sus diferencias ideológicas.

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Carteles de las Juventudes Libertarias.

 

Otro aspecto educativo y cultural desarrollado por las JJLL fue la creación de una escuela y una biblioteca en el local de las Juventudes Libertarias (6). Los libros procedían, sobre todo, de bibliotecas particulares en Madrid. Eran bibliotecas cuyos dueños se encontraban en paradero desconocido o bien habían huido a la zona franquista. Según el ideario de las JJLL la educación, escuela y libros eran los pilares fundamentales para hacer hombres y mujeres, capaces de pensar y actuar por sí mismos con plena libertad y decidir su destino.

Josefa Soriano participó activamente en la puesta en marcha de ambos objetivos. En el consejo de guerra citado más arriba, el vecino J.V., acusó a Josefa y a su compañero cenetista Francisco Martínez Martínez, «El Caudetano», de obligarle, bajo amenazas, a desalojar su casa sita en la calle Francos Rodríguez, nº 10, actual Pedro Requena,»… para habilitarla en escuelas de las JJLL…» (7). En el interrogatorio que Josefa Soriano hace durante su detención en la cárcel de Elda, el 7 de agosto de 1939, dice

» (…) que sí perteneció a las JJLL porque al fundar estas una biblioteca y ser la declarante muy aficionada a la lectura, tuvo que afiliarse para que le permitieran leer los libros que poseían» (8).

En el Archivo Municipal de Petre (AMP) se conserva, a través de una donación, un libro índice de las obras clasificadas por orden alfabético de los autores de aquella importante y desaparecida biblioteca que tenía un total de 1.142 volúmenes, cantidad nada despreciable si tenemos en cuenta que la Biblioteca Pública Municipal, cuando se inauguró en 1964 contaba con 1.497 volúmenes (9).

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Obra de teatro «Nuestra Natacha. Otra vez el diablo», de Alejandro Casona.

 

La actividad sindical y política de las hermanas Soriano

Tanto María como Josefa trabajaron en la sección de aparado en la fábrica de zapatos Calzados Luvi, S.A. Esta empresa contaba a comienzdos de la década de los treinta con una plantilla de 350 trabajadores (10) y gozaba de buena fama en lo que respecta a pago de salarios y demás derechos de la vida laboral. Durante la guerra, Josefa fue elegida miembro del Consejo de Industria de la fábrica, que estaba integrado en el Sindicato de la Industria del Calzado de Elda y Petrer (SICEP) al principio de la guerra, y un año más tarde de la Cooperativa Obrera de la Industria del Calzado (COIC). El sindicato agrupaba a grandes fábricas socializadas y daban empleo a 2.800 trabajadores. Cada una de las fábricas tenía un comité elegido en asamblea. Josefa formaba parte del comité de Calzados Luvital y como lo atestigua en su declaración en el consejo de guerra.

«(…) he intervenido en muchas asambleas, digo en todas las asambleas que se han llevado a cabo en Petrer, defendiendo siempre los intereses de la fábrica» (11).

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Fachada de la calle Pedro Requena, 10, antigua Francos Rodríguez, utlizada de escuela de las JJLL.

Josefa también formó parte de la organización feminista Mujeres Libres. El objetivo de ésta era sensibilizar a las trabajadoras de sus derechos y para ello no dudaba en cuestionar la prepotencia de los hombres para eliminar su idea de superioridad. Luchaban, sobre todo, por emancipar a las mujeres de su triple esclavitud: de la ignorancia, de ser mujer objetoy como productora, ya que el trabajo se concebía como un medio de emancipación. En apenas dos años, Mujeres Libres tenía un número de afiliadas que oscilaba alrededor de 30.000 mujeres, era la primera organización autónoma de mujeres y estaba implantada sobre todo en Cataluñá, Madrid y Valencia.

Parece ser que Josefa asistió al Pleno Regional de Mujeres Libres celebrado en Valencia el 28 de mayo de 1938 donde se discutieron las formas de emancipación femenina y se apoyó una lucha paralela entre la liberación de la humanidad y la liberación de la mujer. En su ideario se podía leer que sólo mediante la capacitación cultural, económica y social conseguirían las mujeres su libertad. Educación sexual, control de la natalidad, derecho al aborto y al divorcio, combatir la prostitución, guarderías para los niños… No cabe duda que de haber tenido más tiempo o el gobienro de la II República, la condición de mujer en España hubiese dado un cambio cualitativo difícil de predecir.

Además del trabajo en las fábricas de armamento, calzado o ropa, las JJLL se dejaban la piel de las manos, nunca mejor dicho, arrancando la cebada o el trigo sembrado en los campos incautados por el gobierno de la II República. Libertad Brotons (12) cuenta como ella y sus compañeros pasaban semanas enteras en los bancales de las fincas cuyas dueños habían huido a la zona controlada por el ejército sublevado, como los de la Costa, L’Avaiol, la Casa Castalla…
Hasta ahora hemos hablado más de Josefa que de su hermana María; sin embargo, siendo María seis años más joven, fue la primera mujer que ocupó el cargo de consejera municipal. A partir de los relatos facilitados por familiares (13) y amigas de María Soriano, podemos hacernos una idea de cómo era físicamente y el carácter que tenía. Su sobrino Benjamín, hijo de Isaac Gómez y Josefa Soriano, se refería a ella como una mujer guapa, inteligente y algo descarada, con el pelo de color rojo, de ahí su apodo «La Roja». Rosa, hermana de Benjamín, también nos contó varias anécdotas de su tía que muestra el desparpajo que tenía María incluso en situaciones muy delicadas: estando en la cárcel de Alicante tras la guerra, un funcionario le preguntó varias veces por los motivos de su condena, tal vez para obtener algún favor sexual, y harta de tanta pregunta le contestó muy seria y contundente «¡Porque quemé a San Pancrancio!», afirmación que no era cierta pero que fue efectiva para que no la molestara más. En otra ocasión María fue a reclamar ante el director de la cárcel las deplorables condiciones que tenían las reclusas, protestando porque la carne que les daban para comer «eran invisibles y apenas sí veían algún hueso» (14). Este carácter de María también fue confirmado por Lolita Marcos, su amiga de las JJLL, ya que la definía como valiente y espontánea.

Muchos años después de su paso por la cárcel, María no consintió en pedir las ayudas de carácter asistencial que les correspondían por este motivo.

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Fotografía de estudio de Josefa Soriano Beltrán (archivo de la familia Gómez Soriano).

Pero volvieron a su nombramiento como consejera municipal en representación de la CNT, con fecha de 20 de mayo de 1938, para cubrir la vacante dejada por José Maestre Maestre, «Manotas». En la remodelación de las comisiones a María se le asigna la de Policía Urbana y Rural junto con Manuel Pérez Cabedo y José Chico Herrero. Aprobados los asuntos ordinarios, leemos en el acta

«(…) el camarada alcalde (Rosendo García) manifiesta haber visto con agrado la designación de vocal de este Ayuntamiento de María Soriano Beltrán y se complace de hacerlo así constar, ya que ello denota el progresivo desarrollo de la vida ciudadana que concede a la mujer idénticos derechos que al hombre, pudiendo por ello compartir las tareas edilicias y desempeñar otros cargos de carácter público y propone a sus compañeros conste en acta la satisfacción del Consejo por dicho nombramiento» (15).

Meses después, el 9 de octubre de 1938, su hermana Josefa también toma posesión del cargo de consejera, en sustitución de Ramón Congost García por haber sido movilizado el reemplazo de 1923 al que pertenecía. Llama la atención la declaración de Josefa ante el juez militar que años más tarde la juzga cuando dice

«(…) fui al Ayuntamiento como consejera para impedir que algunos dirigentes se quedaran sin ir al frente cuando llamaban a sus quintas y que otros que no tenían quién les amparara fueran. Que en una ocasión escribí al Alcalde una carta protestando de la marcha al frente y diciéndolo que se negaran todos a marchar a incorporarse para que de una vez terminara la guerra» (16).

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Fachada del ayuntamiento en la década de los treinta (AFMP).

 

El final de la guerra, cárcel y traslado a Villena

Con la caída de Cataluña en enero de 1939 la guerra se acercaba a su fin. Los esfuerzos diplomáticos y los intentos de llegar a una paz sin represalias para los vencidos fracasaron estrepitosamente con el golpe militar del coronel Segismundo Casado. A partir del 6 de marzo de 1939 la mayoría de los que habían ocupado cargos de responsabilidad se planteaban seriamente la forma de salir de España y marchar al exilio. Compañeras de María y Josefa de la CNT y de las JJLL, como Dolores Marcos, habían conseguido, a través de su organización, un pasaporte expedido por el Gobierno Civil de Alicante con fecha 10 de marzo de 1939 (17) que les autorizaba a abandonar el país. A final del mes de marzo, María se encontraban en Yecla, su pueblo natal, intentando adquirir alimentos para su familia. Por otro lado, Josefa semanas antes se había desplazado a Valencia con su marido Isaac Gómez Ferré, natural de Elche de la Sierra y vecino de Almansa, afiliado a la CNT, teniente y comisario político de la Columna de Hierro, ya que éste asistía a unos cursos en la Academia de Formación de Oficiales. Antes de la guerra, en Almansa, ya hacía gala de un banco de alimentos que eran intercambiados por medio de trueque por otros productos.

Aunque se esperaba, el desplome de la II República cogió a muchos de los resistentes lejos de los puertos donde les habían prometido que habría barcos que les sacarían de España. Con sus pasaportes en la cartera, Josefa e Isaac viajaron de Valencia a Alicante en una carretera abarrotada de soldados, mujeres y niños, andando junto a coches y camiones averiados o abandonados; como un reguero humano la gente huía de la casi seguras represalias franquistas.

Después de vencer muchas penalidades, Josefa e Isaac llegaron al puerto de Alicante; era el 29 de marzo y el barco carbonero británico Stanbrook ya había zarpado. Algunos de sus amigos y compañeros iban en él, Dolores Marcos y su marido Adrián Torregrosa, otros cenetistas de Petrer como Francisco Torregrosa Pascual, Luis Brotons Maestre y Francisco Martínez Martínez habían podido embarcar a tiempo camino del exilio. En el puerto de Alicante, apiñados junto a miles de republicanos, la pareja permaneció cerca de tres días a la intemperie a la espera de la llegada de barcos que nunca llegaron (18).

El 31 de marzo y el 1 de abril salieron del puerto miles de republicanos en fila, iban camino del campo de concentración provisional en la zona de La Goteta, conocido más tarde por el Campo de Almendros. Unos días después, Josefa junto con las demás mujeres y sus hijos fueron trasladados a cines de Alicante, habilitado como cárceles; mientras Isaac fue conducido en un tren de ganado al campo de concentración ubicadon en el término municipal de Albatera. Durante los días de detención en Alicante, Josefa compartió penalidades con su compañera y amiga Carmen Montesinos, «Carmeta», también de las JJLL de Petrer.

Mientras tanto, María, al acabar la guerra, huyendo de unas posibles represalias, se había trasladado a su pueblo natal de Yecla, a la calle Quevedo nº 17, donde vivía su familia. Con fecha del 21 de junio de 1939 es requerida en Petrer a presentarse ante el sargento de la guardia civil, Arcadio Sánchez, para responder ante una denuncia interpuesta por el vecino de Petrer L.V. y que decía lo siguiente:

«(…) y sabe y le consta que pertenecía antes del movimiento a la CNT y dentro del mismo a las Juventudes Libertarias. Constándole también que fue vocal del Comité de las Juventudes Libertarias y Consejera del Ayuntamiento; que exalta en sus conversaciones públicas a la causa roja, insultaba a nuestro Ejército Nacional y a sus Generales. También le consta que recaudaba fondos para el SRI y que dada su significación política es una mujer de peligro para nuestra causa» (19).

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Buque Stanbrook en el puerto de Alicante, 1939 (fotografía extraída de http://comisioncivicalicante.wordpress.com/2013/12/01/hace-75-anos)

Como a la mayoría de mujeres detenidas, María fue trasladada al Ayuntamiento de Elda donde le cortaron el pelo al rape como símbolo de humillación y escarnio. Su sobrina Rosa nos transmitió cómo su tía, en conversaciones mantenidas con ella a los muchos años de finalizar la guerra, le contaba cómo resistió a esta humillación que tenía por colofón un paseo de escarnio por las principales calles de la ciudad. La burla se remataba dejando un mechón de pelo sin cortar al que se le adhería un lazo con los colores de la bandera roja y gualda.

María Soriano fue juzgada en Elda por un tribunal militar en consejo de guerra el día 20 de octubre de 1939 junto con las vecinas de Petrer: Leónides Sarrió, Brígida Valera, Rosa Bernabé, Rosario Iniesta y Josefina Montesinos por los cargos arriba indicados. Fue condenada a seis años y un día de prisión mayor de los que cumpliría cuatro en la cárcel de mujeres de Alicante, conocida como la Casa de Ejercicios Espirituales de los Jesuitas, enclavada justo enfrente del Reformatorio de Adultos de Alicante. En esta cárcel se encontró con su hermana Josefa una vez fue trasladada desde el cine Ideal de Alicante, donde estaría hasta el año 1943 cuando salió en libertad condicional.

Josefa fue condenada a 12 años de prisión en el consejo de guerra celebrado en Elda el 20 de octubre de 1939, el mismo día que María, acusada de estar afiliada a la CNT y

«(…) ser nombrada consejera del Ayuntamiento de Petrer formando también parte del Comité de Control de las Industrias del Calzado interveniendo en mítines y dirigiéndose al público por medio del micrófono instalado en el local de las JJLL e interveniendo en la incautación del domicilio de J.V. donde instalaron unas escuelas (…) (20).

La condena quedó reducida a cuatro años, y en 1943, como hemos indicado, obtuvo la libertad condicional aunque fue condenada al destierro en Castellón de la Plana. Por otro lado, Isaac, su compañero, fue condenado a muerte y se le trasladó desde el Campo de los Almendros al penal de Chinchilla, ubicado en el castillo que domina la ciudad hasta que fue puesto en libertad».

Volviendo a los pocos recuerdos transmitidos por las hermanas Soriano a sus descendientes, ya que de estos temas no se solía hablar en casa, Rosa, hija de Josefa e Isaac y sobrina de María, nos transmite el miedo que su madre y su tía tenían de los moros que hacían guardia en la prisión, y de los malos tratos sufridos por su padre tanto en el campo de concentración de Albatera como en el penal de Chinchilla (21). También que prestaron sus mejores vestidos a una compañera presa de Petrer que iban a fusilar. Estas vivencias no son conocidas por Benjamín, hermano de Rosa, quien no recuerda a sus padres hablaran en ningún momento de las penalidades sufridas en la cárcel. Lo que sí tiene presente es una anécdota que le contó su padre de cómo resolvió en el campo de Albatera un problema de geometría bastante complicado y que un alto funcionario del centro de reclusión no sabía cómo solucionar.

Al salir de la cárcel y acabar el destierro, las dos hermanas fijan su residencia en Villena. Benjamín nos transmite un sentimiento de aprecio a los villenenses ya que piensa que «las gentes de la ciudad les acogieron bien aún sabiendo de su pasado republicano» (22). Villena estaba situado geográficamente en la mitad del triángulo formado por Yecla, ciudad natal de María y Josefa, Almansa, donde residía la familia de Isaac, y Petrer, donde tenían su vivienda hasta la guerra en la partida del Guirney en Petrer, y a la que ya no volvieron, aunque explica Benjamín que su familia siempre guardó un buen recuerdo de su paso por nuestra villa y, concretamente, de la familia Villaplana, propietaria de Calzados Luvi.

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Foto de estudio de Josefa vestida con traje de fiesta (archivo de la familia Gómez Soriano).

 

¿Qué quedó al salir de la cárcel y en los años posteriores de aquellas dos jóvenes sindicalistas, libertarias y consejeras que defendieron la legalidad democrática y las reformas republicanas y que por ello pagaron con prisión y sufrimiento como otras muchas personas? ¿Cuál fue su compromiso con la sociedad y con su familia? María, la más joven y resuelta, «la Roja», permaneció soltera, tal vez porque los lazos que les unían a la familia de su hermana eran tan intensos y gratificantes que le impidieron separarse de ellos. Al salir de la cárcel muy pronto encontró trabajo de zapatera en la fábrica de la familia Segura y más tarde en la de Juan Rubio Tomás de Villena. Su hermana Josefa fue madre de tres hijos: Benjamín, Rosa y Ángela (23) y se quedó trabajando en casa y cuidando de su familia; además también atendió, junto a su hermana María, a sus padres Ramón y Ángeles, que ya tenían una edad avanzada. Isaac se convirtió por el estudio y la práctica en un reconocido maestro de obras en Villena llegando a tener su propia empresa con una plantilla de más de 45 trabajadores. Ninguno de ellos volvió a participar activamente en la política durante el resto de sus días. Los años de cárcel y el ambiente de represión en la posguerra condenaron al silencio los ideales por los que había luchado: los proyectos para cambiar la sociedad, repartir mejor la riqueza o modificar la situación de la mujer; atenuados con la edad y otras experiencias vitales, fueron guardados en el ámbito familiar hasta la llegada de la democracia.

Josefa Soriano Beltrán falleció el 7 de agosto de 1997, a los 86 años de edad. María murió ocho años después, el 15 de febrero de 2005 a los 88 años. Están enterradas en el cementerio de Villena junto a sus padres e Isaac. Descansen en paz.

Como todas las historias que se escriben y se cuentan, ésta sólo recoge una parte insignificante de la vida de sus protagonistas. Somos conscientes de que esta aproximación trata de rescatar del olvido a dos mujeres, vecinas de Petrer pero ciudadanas del mundo que vivieron un momento histórico fundamental para España donde el compromiso de progreso, sindical o político era ineludible para cualquier mujer u hombre con un mínimo de conciencia social. María y Josefa tuvieron el honor de ocupar por primera vez en la historia de Petrer un cargo municipal hace ahora setenta y cinco años. Hemos intentado aproximarnos a su trayectoria en la vida, su paso por la cárcel, su destierro y su rehacer vital en la ciudad de Villena que les acogió con afecto y solidaridad.

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María (izq.) y sus amigos Carmen Montesinosy su marido en el paseo Ruperto Chapí de Villena, 1951 (archivo de la familia Gómez Soriano).

 

 

Notas:
(1) Testimonio de Libertad Brotons y Dolores Marcos. Fecha de la entrevista: 30-IX-1996 y 25-IV-2006, respectivamente.
(2) Archivo Municipal de Petrer (AMP). Libro de matrícula industrial del año 1941.
(3) Por último, y para terminar estas líneas dedicadas a conocer escuetamente las raíces familiares de las hermanas Soriano, cabe añadir que en la entrevista realizada a la familia, nos indicaron que también existía un parentesco, algo lejano e impreciso con la familia Villaplana de Petrer que no hemos podido confirmar.
(4) Archivo General e Histórico de la Defensa (AGHD). Madrid. Consejo de Guerra nº 3.174
(5) NAVARRO DÍAS, P. (1996), «Música, luces y sueños. La historia del teatro y la zarzuela en Petrer», Festa, Ayuntamiento de Petrer.
(6) RICO NAVARRO, Mº C. (2005): «La lectura en Petrer. La biblioteca municipal 1964-2004, Ayuntamiento de Petrer.
(7) AGHD. Madrid. Consejo de Guerra nº 3388
(8) AGHD. Madrid. Consejo de Guerra nº 3388
(9) RICO NAVARRO, Mº C. (2005): «La lectura en Petrer, Ayuntamiento de Petrer, p.55
(10) NAVARRO AMAT, P. (1995): «Luis y Ricardo Villaplana», Festa, Ayuntamiento de Petrer
(11) AGHD. Madrid. Consejo de Guerra nº 3388
(12) Entrevista a Libertad Brotons Andreu realizada el día 30 de septiembre de 1996.
(13) Hay que agradecer a Piedad Puche y a Salva Martínez que nos pusieran en la pista de la familia Soriano Beltrán en Villena para que pudiéramos entrevistarlas y poder realizar este trabajo.
(14) Entrevista a Rosa Gómez Soriano realizada el día 27-III-2013
(15) Acta del Ayuntamiento del día 20-V-1938 (AMP).
(16) AGHD. Madrid. Consejo de Guerra nº 3388
(17) Entrevista a Dolores Marcos realizada el 22-XII-2008
(18) La tragedia del puerto, la desesperación y la impotencia ante su control y ocupación más tarde por las tropas italianas del general Gambara se encuentra detallado en el artículo de la revista Canelobre nº7/8, «Puerto de Alicante», del historiador Tuñón de Lara y en el libro titulado «La muerte de la esperanza» del periodista Eduardo de Guzmán. Los dos fueron testigos de los hechos.
(19) AGHD. Madrid. Consejo de Guerra Nº 3174
(20) AGHD. Madrid. Consejo de Guerra Nº 3174
(21) Entrevista a Rosa Gómez Soriano realizada el día 27-III-2013
(22) Entrevista a Benjamín Gómez Soriano realizada el día 29-I-2013
(23) Agradecemos enormemente las facilidades dadas por los hijos de Josefa Soriao e Isaac Gómez por transmitirnos los recuerdos de sus familiares y por facilitarnos las fotografías que acompañan al presente artículo.