No salgo de mi asombro. Seguramente porque parto de una postura y de una posición de defensa de la vida, de toda vida, tanto vegetal como animal y ¡¡cuánto más!! de la vida humana.. Y la vida humana esta sobre las otras, y las otras al servicio de la vida humana. No creo que nadie las anteponga a ésta. “La gloria de Dios es el hombre, el ser humano, creado a su imagen y semejanza”.
Para mí, como creyente, no sólo porque soy sacerdote, teología y ecología se dan de la mano. No pueden ir en contra, o desconocerse la una de la otra. Por tanto, me uno a las voces que se manifiestan, que luchan por salvaguardar la naturaleza, llámense unos pinos, llámense unos animales, cualquier especie que está o sin estar en peligro, incluso antes de nacer ahí están plantando, cuidando con exquisito cariño un tallo, o llevando a la clínica, si es preciso, para que el especialista en la materia, pagándole su minuta, lo salve y nos lo devuelva sano y salvo. Me inclino con respeto y me sumo a esta actividad por la defensa de la vida. Me siento unido, ligado a los ecologistas porque buscan siempre la vida limpia, la salud física y mental, medio ambiente oxigenado, aire puro y no contaminado, reciclaje en todos los aspectos; muchos lo practican y mantienen ese talante. Son, para mí, practicantes de su estilo de vida, hay coherencia y son consecuentes.
La verdad no salgo de mi asombro cuando escucho que la vida humana no es llamada así, no es cuidada y mimada así, desde su concepción, porque – dicen- todavía no llega a ser considerada como persona. Un tallo sí, un pez, sí, un animalito también, pero el ser humano, no. Y, además, a este modo de pensar se le llama progreso, avance, ser iguales a los países de nuestro entorno, etc. Pensar lo contrario, en cambio, es regreso, conservadurismo, troglodita, retroceso, etc.
Se mezclan conceptos como moral, ideología, se relativiza todo, derechos y ¿deberes? Se minimiza todo o se maximiza todo. ¿No hay un punto más allá del cual no podemos traspasar?
Acabo de leer esta frase:” Hay soluciones técnicas para salvar todos los pinos de Cuatro Vientos”. Y yo digo: Búsquense. ¿Y no habrá soluciones para salvar la vida embrionaria? Búsquense, también.
Termino como empiezo. No lo entiendo. Quizá, por lo dicho, que parto de una concepción de la vida con una dimensión total y universal, sin reduccionismo. No obstante, mis respetos a quienes “ven o miran” de otra manera.