Reflexiones sobre el 15-M

Me siento ilusionado al ver miles de jóvenes como yo reunidos por plazas de toda España, e incluso en el extranjero, reivindicando otra forma de hacer las cosas, una regeneración del sistema político y económico, y sobretodo un cambio de modelo cultural, recobrando la participación, la transparencia y la equidad como pilares fundamentales de una democracia sana. Todos ellos se unen a otros muchos jóvenes inconformistas que ya llevamos años participando de la vida política, social y cultural de nuestros pueblos para transformarla en busca de los mismos objetivos.

Además, resulta esperanzador que el 15-M nazca como movimiento capaz de proponer mejoras, reformas y medidas en positivo, y no un movimiento que se presente únicamente como “anti-todo”.

Hace unos días pude leer las primeras propuestas, traídas de otras plazas, y también de escucharlas en la manifestación comarcal del pasado viernes 27 de mayo en Elda y comparto buena parte de ellas. En mi opinión, estas propuestas que ya han empezado a circular deberían reducirse en su número y hacerse lo más concretas posibles, dar pasos cortos para ampliar las probabilidades de éxito de este movimiento.

Si bien, en la asamblea del viernes eché en falta un aspecto muy importante. Se habló mucho de la reforma de la ley electoral para hacerla más proporcional, medida que todos los que estábamos allí compartíamos, pero nadie habló de lo más importante que debe ser la ampliación de la participación de la sociedad en la vida política. No se trata sólo de resultados electorales más justos, sino de poder participar en muchos aspectos durante los cuatro años entre votación y votación. La participación es, a mi entender, la clave y esta comienza en los ayuntamientos que son los órganos de decisión más cercanos a los ciudadanos. Me llamó mucho la atención que se reivindicasen iniciativas que corresponden a instancias internacionales (como la supresión de los paraísos fiscales) y no se haya propuesto ni una sola medida de cambio en el ámbito municipal.

Mi aportación al movimiento 15-M va por esa línea, reivindicar ayuntamientos más transparentes, más democráticos y participativos. No se puede reivindicar más participación, que se tenga más en cuenta a los ciudadanos en los asuntos estatales, mientras los ayuntamientos siguen sin contar con su pueblo en su toma de decisiones. Abro aquí esta reflexión.

Para finalizar quiero expresar un miedo personal porque el movimiento 15-M, que continúa aunque en las grandes ciudades desmonten los campamentos, se deje arrastrar a posturas anti-sistema, pues de esta forma languidecerá y se irá haciendo minoritario en poco tiempo. Por ello insisto en que es importante comenzar por reivindicar cambios concretos y factibles a corto plazo. Toda esta reflexión la hago desde el convencimiento de que cuando la juventud tiene ganas de cambio, el cambio es imparable.

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