Navidad…, otra vez

   Nuevamente estamos ya encima de esos días que, francamente, hoy no son tan alegres como se vienen anunciando, al menos para muchos ciudadanos en el tema económico, pues no se me olvida que en Petrer somos 5.500 parados.  Se les dirá, a estas personas, que tienen que estar felices y, ya que está felices, que lo celebren comprando un regalo de los productos con los que la televisión nos bombardea, teles más grandes o perfumes más exclusivos, y si no, para sus hijos, sobrinos o hermanos pequeños. ¡Ay, los niños! Hay que verlos rellenar ahora la carta de los Reyes, que son directamente catálogos de las jugueterías que ellos prácticamente rellenan entero tan ricamente, y tener arrestos para contarles alguna historia sobre la época que atravesamos, que quizá ellos no lleguen a comprender… Pero también es una oportunidad para volver a los juguetes y a los juegos de antes, y a la imaginación que antes le poníamos a nuestros momentos con ellos: ¿dónde están aquellas muñecas que se apedillaban Peponas? A las muñecas que anuncian hoy en la televisión sólo les falta pedir dinero a los “papás” para comprarse una chocolatina y llevan como su ritmo; nosotros antes nos imaginábamos su vida y las situaciones que vivía, y creo que hacíamos más “nuestras” a las muñecas. La clásica “trompa marina”, que hacíamos girar en la Plaça de Baix, también ha desaparecido y con ella y con juegos como ese también una socialización de los niños de ahora, que los más creciditos ahora quieren un ordenador  “y que no le rebusques ni se lo capes” (he escuchado decir yo).

El ordenador para los niños es un arma de doble filo, como la propia Navidad con su presión para ser “felices”. A lo mejor para ustedes no es tanto, pero yo que veo mucha televisión, porque a mi edad y con este frío no es para estar por ahí dando vueltas, y la presión es agobiante. ¿Sabían que la Navidad, según he leído, es la época del año donde más depresiones se dan? No me extraña… Se elige también esa noche para tratar de reunir a toda la familia, para degustar las viandas que se han preparado, y paliar en parte un poco las rencillas que hay entre muchos familiares. ¿Se consigue? Yo creo que no, y encima, que la Nochebuena sea tan señalada (o la Navidad o la Nochevieja) que mucha gente regatea otras “nochebuenas” a lo largo del año.

Creo que todo esto es verdad, también pasa en estas fechas y algunos lectores se sentirán identificados, y quería decir esto para dar otra visión de lo que han dicho mis compañeros de esta sección de opinión, con los que comparto una cosa: si la esencia de la Navidad es ser felices y dar amor y paz no creo que esté mal que una época del año, aunque sea, esté marcada por estos propósitos, ¡así que FELIZ NAVIDAD!

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