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La vejez al desnudo

Si la vejez de por sí es fea, imagináosla al desnudo. Pero no es este el tema que yo quiero tratar.

En muchas ocasiones me han hecho la siguiente pregunta: ¿ Salud, dinero o amor? Sin pararme a pensarlo mucho he contestado automáticamente: dinero,  porque siempre he pensado que efectivamente el dinero lo compraba todo, dependiendo de la cantidad que se pusiera en juego. Con el transcurso de los años he ido analizando este tema y he llegado a la conclusión de que estaba equivocada, no todo se adquiere con dinero .Pongamos un ejemplo, «la inteligencia»,  se compra con el dinero?

¡Rotundamente no! Si se puede comprar un título, por ejemplo de cualquier carrera que te apetezca, efectivamente, con tácticas mafiosas, con dinero lo puedes comprar, pero a lo largo de tu comprada » carrera»  no la podrás desarrollar como la persona que gracias a su tesón, a su inteligencia y a su fuerza de voluntad ha conseguido ese título.

Otra cuestión que si la analizamos detenidamente tampoco se puede adquirir con dinero es la «juventud», podrás alargar un» poco de tiempo» tu aspecto físico, podrás rellenar a golpe de talón los surcos que vayan apareciendo en tu rostro, como en el resto de tu cuerpo, pero ¿hasta cuándo? Cada vez necesitarás más intervenciones, más rellenos artificiales, y tu cara se irá pareciendo más a una careta que a tu cara de origen; ni con todo el oro del mundo, vuelvo a repetir, conseguirás aquello que tanto deseas. En cambio, si te dedicas a cultivar un poco tu inteligencia, quizás los rasgos que tú tanto estimas adquieran un «relleno» que a lo mejor te resulta mucho más económico y más duradero que el que tú pretendes adquirir. Todo esto que cuento lo ves con  rotundidad en la vejez.

Ahora bien,  la vejez no sólo consiste en la aparición de arrugas que tanto preocupan, sino que tiene muchos inconvenientes, y yo personalmente me he dado cuenta de que si asistes a reuniones, tertulias, etc., donde abunda el elemento «joven » no te hace ni  p…to  caso, ¿ por qué ?

A lo mejor tus opiniones pueden ser válidas y puedes aportar ideas que para muchos jóvenes pueden pasar desapercibidas. Otro tema con el que tropezamos los viejos, a la hora de querer tomar parte en alguna de las distracciones que se ofrecen para los mayores, como pueden ser nociones de francés, inglés, o simplemente tener acceso, aunque sea ligeramente a Internet; cuando presentas tu currículum, reparan en la edad,  y sobre todo si la primera cifra es un 8, enseguida la archivan o la tiran a la papelera. O sea que los viejos yA no tenemos ninguna opción de alcanzar los adelantos que la sociedad va ofreciendo cada vez con más asiduidad y rapidez -había una señora de la que recuerdo una frase muy graciosa que decía: » lo viejo al porche»-.

Los viejos estamos destinados a dormitar en el sillón, a hacer punto de media -si la vista acompaña-, y cosas así,  pero lo cierto es que  es muy difícil , tomar parte en tertulias y conseguir  que nos escuchen .

Antes había una frase que se comentaba con bastante asiduidad » del joven la fuerza y del viejo el consejo». Todo ha cambiado, ¿para bien? Habría mucho que analizar. Volviendo al comienzo de mi tema, dejemos que nuestro cuerpo vaya envejeciendo, paulatinamente, es ley de vida, y por muchos estiramientos que la cirugía consiga, nuestra piel se irá resquebrajando y nuestra faz perderá la expresión que tuvo en su juventud, así que cuidemos nuestra mente y nuestro sentido del humor, aunque nos invadan las canas y los surcos se marquen en nuestra cara y en nuestro cuerpo. Y vuelvo a repetir que cuidemos nuestra mente y procuremos que tarde a deteriorarse, porque si teniéndola clara muchas veces no nos escuchan, ¿que será si la vamos perdiendo?.

Que no os entristezca  mi relato, pero escribo tal y como pienso, en distintos «ratos» de mi vida, ya qué en mi currículo hace ya mucho tiempo que apareció el 8. Deseo que cuando lleguéis aquí, navegantes de Internet, haya cambiado algo, o quizá os acordéis entonces de las palabras de esta «vieja».