Es jueves, el primero del mes, y como suele ocurrir a las nueve de la noche, un diverso grupo de ciudadanas y ciudadanos se reúne en el Casal de la Joventut. Desde hace varios años, el Foro Joven se ha convertido en un ejemplo de democracia participativa y de implicación ciudadana, pues en él se han propuesto y debatido sustanciosas iniciativas culturales, deportivas, musicales y de toda índole, con el objetivo de proporcionar una digna y variada oferta de actividades lúdicas a la población. Una forma de hacer ciudad y ciudadanía, si duda, que asemeja tímidamente a la vida comunitaria y las asambleas generales que nuestros antepasados ya emplearon para hacer ciudad y ciudadanía en la época pre-industrial. Se trata, se pregunta, se duda y se decide donde destinar una cierta cantidad de dinero, del orden de 15.000 euros al año, en la ejecución de eventos tales como cursos de baile, conciertos, jornadas astronómicas, talleres para niños, recogida de residuos, competiciones de escalada o los ya clásicos Autos locos, por poner algunos ejemplos. Se ha llegado a decir que el Foro Joven es el medio más eficaz por el que el Ayuntamiento puede invertir en promoción ciudadana, pues lo que se financia es, en definitiva, lo que la ciudadanía demanda. El Foro Joven tiene grandes virtudes, pero también cuenta con problemas estructurales y coyunturales que poco a poco han ido desgatándolo y colocándolo en una crítica situación.
[1]Efectivamente, el Foro Joven cuenta con fallos de serie, que no por perversos, sino por incongruentes, han condicionado el desarrollo de la iniciativa. Así, se ha llegado a reprochar que en el Foro Joven, por el hecho de ser Joven, participen gentes de todas las edades, por lo que el dinero de la Concejalía de Juventud que, a priori, debería ir destinado a la juventud, puede ser utilizado por todo el universo poblacional. ¿Acaso el dinero de la Concejalía de Deportes se destina a otra cosa que no sea deporte? Otra cuestión son los procedimientos de elección de propuestas y los “beneficiarios” finales. Tradicionalmente, la propuesta que más seguidores ha conseguido reunir, o dicho de otra manera, el individuo o colectivo que más amistades ha logrado convocar el día del “Foro de votación”, ha sido quien se ha hecho con el remanente disponible. Este hecho se ha traducido en que algunos jueves el local del Casal haya registrado overbooking, dado el poder de convocatoria de algún individuo o colectivo. En contraste y según comentan los usuarios más veteranos del Foro, muchos otros jueves de “Foro de propuestas” los allí presentes han podido ser enumerados con los dedos de las dos manos. ¿Hasta dónde sería correcto hablar de implicación y participación ciudadana?
Pues bien, a estos fallos de serie se han ido incorporando últimamente otros cuyo impacto está siendo más severo y que hacen temer por la permanencia del Foro a corto plazo. El primero y más evidente, la crisis económica y el recorte presupuestario que afecta a todos los ayuntamientos del Estado, que supone una reducción de las partidas destinadas a las inversiones menos prioritarias. Cabe pensar que la prioridad del Foro no está entre las principales de la Administración, teniendo en cuenta que desde comienzos de 2009 el presupuesto ha menguado de 3.000 a unos 2.300 euros cada dos meses. Pese a todo, echando un vistazo a la evolución del contexto actual, puede considerarse por muy compasiva la cantidad que todavía se destina al Foro.
El segundo factor sí es más preocupante, por incomprensible e injusto, porque puede corregirse y porque no parece haber una voluntad de hacerlo, al menos manifiesta. Desde hace algún tiempo, se ha observado una dilatación excesiva en el periodo entre la elección y realización de una actividad, y la fecha de pago por parte del Ayuntamiento de algo que, a grandes rasgos, se ha convertido en un contrato entre éste y el individuo o colectivo promotor de la actividad. Si ya de antemano, los promotores han puesto el dinero de su haber para poder realizar la actividad, comprometiéndose a título personal o comprometiendo a terceras personas que han participado directamente en la actividad, la situación se complica cuando el pago por parte del Ayuntamiento, ni se realiza, ni existen atisbos de que se realizará. Ello ha generado verdaderas situaciones de incertidumbre y angustia por parte de los “beneficiarios”, pues no ven recompensado su esfuerzo y, lo que es peor, por que en algunos casos han llegado a sufrir estrecheces en su economía cotidiana al haber invertido buena parte de sus ahorros en realizar una actividad que, aparentemente, en Ayuntamiento ha costeado.
Facturas que no llegan o papeles que quedan bloqueados sin que nadie lo advierta en una sección de la administración municipal. Burocracia. Es el pretexto de siempre y el mal que no tiene cura. Se están imponiendo numerosas trabas al usuario del Foro que, a sus obligaciones laborales, familiares y personales, debe añadir las necesidades de hacer de intermediario entre las distintas partes de la administración municipal que participan en el procedimiento del Foro Joven (Juventud-Registro-Tesorería), si quiere percibir su dinero en un periodo razonable de tiempo. La burocracia está corroyendo la voluntad de los ciudadanos por emprender iniciativas culturales y participativas a sus conciudadanos. En definitiva, la burocracia erosiona las iniciativas ciudadanas y tumba la voluntad de promover cultura, ocio, comunicación y entendimiento entre los ciudadanos.
Quién sabe si se trata de una estrategia por terminar con el foro, desgastando las ganas de las usuarias y usuarios que participan en él, o se trata de un simple ejercicio de inocencia política respecto al Foro Joven, dejando que poco a poco envejezca y muera sin hacer nada por solucionarlo. El caso es que se desvirtúa uno de los cada vez menos usuales centros de reunión ciudadana, focos en los que pensar la ciudad y la ciudadanía deseada, lugares en los que, simplemente, saludar y charlar a los vecinos. El Foro Joven envejece.