Carta a un norteamericano

Quisiera recordar hasta el más mínimo detalle de todo lo que vi, de todo lo que visité, de todo lo que viví, aunque es realmente difícil. Hace un par de semanas estaba recorriendo las calles de la gran manzana deseando largarme para no volver, ahora quisiera volver para no regresar. Solamente, por volver a caminar y llegar a lugares que nunca jamás había visto ni lo volvería a hacer. Por poder caerme en Central Park y chillar y que nadie me oiga, y poder mirar hacia arriba, tumbada en el césped y no ver ni un solo rascacielos, poder sentirte como en medio de la nada estando en el medio del todo. Realmente es impresionante el poder subir al Rockefeller Centre y ver como tienes el mundo a tus pies, como existen pequeñas “hormiguitas” amarillas, como te sientes mucho más pequeño de lo que realmente eres. Me invaden miles de sentimientos cuando hablo de aquel lugar, cuando recuerdo.

Nueva York, una de las ciudades más célebres del mundo...
Nueva York, una de las ciudades más célebres del mundo...

Pero este no es el fin de mi carta. Norteamericano, ¿Dónde está la familia norteamericana que Hollywood nos vendió? ¿Dónde está esa gente amable, atenta…? ¿Por qué no sonríen? ¿Por qué tienen esa cara de desprecio siempre puesta? (fue la más barata de la “tienda de caras”). Tras tres semanas y mucho meditar llegué a la conclusión de que la mayoría forma parte de “familias felices” creadas por personas infelices. Es lo único que os reprocharía, norteamericano. Siempre hay excepciones, y supongo que lleváis demasiadas prisas como para daros cuenta que fuera de vosotros existe otro mundo, un mundo que os pide clemencia y del cual no sois ni los mejores ni los indispensables. Creo, y es un consejo, que deberíais quitaros vuestros mp3 de última generación y mirar a vuestro alrededor, y ver que es lo que realmente ocurre.

Universidad de Columbia
Universidad de Columbia

Otra cosa que también me fascinó, querido norteamericano, fue vuestro más preciado barrio, siendo sarcástica, el Bronx. ¿Cómo podéis seguir vendiendo al Bronx como el lugar más maléfico del mundo, después del infierno, donde el único problema es que el 90% de la población es de color y el otro 10% es hispano? ¿Es ese un problema para que un barrio se convierta en el lugar más inhabitable? Quizá si que hayan zonas en las que sea más preferible no visitar, pero como ocurre en Madrid, en París, etc. Dejemos de engañarnos, ¿Cómo puede el zoo más grande del mundo estar en el barrio más horrible del mundo?…

Puente de Brooklyn.
Puente de Brooklyn.

Esta carta podría durar una eternidad, pero no va a ser así. Sólo me queda algo que añadir, desde ahora me he convertido en una gran forofa de ese deporte que llamáis béisbol, ¿aburrido? Quizá verlo en casa no tiene la misma emoción que acercarte al “Yankee Studium” y vivirlo, bailar incluso reggaeton…Mágico, es como estar en la típica película americana con el padre, que es el héroe de su hijo, y el niño en cuestión.

No me voy a extender mucho más porque supongo que estará muy ocupado.

Atentamente,

Una española en Nueva York

6 thoughts on “Carta a un norteamericano”

  1. Estados Unidos es la polla… Yo estuve hace dos años dos semanas enteras, moviéndome, y lo que sí puedo decir es que es un error generalizar sobre ellos, es un país enorme con grandes cambios y desigualdades entre regiones, y que lo único que se puede decir cierto de ellos es que hay DE TODO.
    Un saludo

  2. Hola Pep,

    Es cierto que es un error generalizar, en cuanto a ellos y en cuanto a el resto del mundo, cierto es que cuando vives con una familia de allí, y formas parte de su día a día, encuentras diferencias respecto aquí. Y sí, hay de todo, cierto, y que en cierta medida está bien, pero no viviría y no criaría a mis hijos en un país donde lo más importante son ellos mismos, con excepciones, como en todo.

    Gracias por vuestro interés

    Rebeca

  3. Rebeca, yo he estado en Estados Unidos y precisamente en Nueva York cuando ocurrió lo del Apagón y se comportaron amablemente (y eso que fue cuando ocurrió el apagón). En Florida te puedo decir que mi padre se saltó un stop sin querer y le dijo al policía que éramos extranjeros y no se le ocurrió al policía sacar la pistola y arrojarnos al suelo. Eso depende de las personas que conozcas. Te puedo decir que hace cuatro años me fui a Japón con una norteamericana japonesa y ella sí que pensaba en ella misma. pero atención, no todos son ladrones de la misma condición.

  4. Rebeca ¿Por qué vendemos la tafalera como el barrio más maléfico?. Seguro, que no estuvistes tres semanas en el Bronx. Éstate tres semanas viviendo allí, paseando por las calles y luego me cuentas. No se trata del hecho de que viva gente de color o hispana.

  5. Rebeca, cuando entré a Estados Unidos lo hice con el pasaporte norteamericano entrando por la zona de los extranjeros y no dudaron de mi nacionalidad, y eso que iba con mis padres (podrían haber dudado o incluso podrían pensar en algún secuestro, pero no lo hicieron). En todo momento se comportaron bien conmigo y con mi familia. Y eso cuando había mucho colapso en el aeropuerto, cuando no funcionaban los ordenadores y el aeropuerto estaba repleto de aviones con gente dentro. Sin embargo cuando volvimos a España la chica que estaba atendiendo en la aduana en Madrid aunque tenía razón, nos gritó y le dijo a mi padre que no podía pasar por la puerto de los españoles y los ciudadanos de la Unión Europea. Tenía que pasar por la zona de los extranjeros.

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