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San Bonifacio ya comanda la Fiesta

Guerrilla. [1]

Tras una primera noche emotiva, que desembocó en una gran fiesta, y cuando todavía se escuchaban por las calles los últimos tambores de la Retreta, las 10 de la mañana del viernes dieron lugar al siguiente acto oficial de la Fiesta. Era la hora para acercar a San Bonifacio a su segundo hogar, la Iglesia de San Bartolomé. El Tercio de Flandes, la comparsa cristiana que ostenta la media fiesta, abrió el fuego (nunca mejor dicho) y se encaminó hacia la ermita. Detrás, las otras 9 comparsas, le seguían el paso, con los capitanes, junto a sus festeros, disparando a la orden de la rodela. Las abanderadas cerraban las comparsas con el aire impregnado de pólvora.

Bajada del santo. [2]
El hogar del santo patrón de Petrer en las fiestas en su honor es la Iglesia de San Bartolomé.

La imagen del santo patrón, con todos los honores, iniciaba la andadura hacia la plaça de Baix pasado el mediodía. El público que fue siguiendo la bajada se unió al que ya se encontraba en la plaça de Baix, con lo que la aparición de la Colla del Terrós y el Tercio de Flandes derivó en el primer multitudinario aplauso de la mañana. Los festeros fueron flanqueando la plaza y ocupando sus posiciones, mientras desfilaban hacia el ayuntamiento los cargos festeros de este año y del anterior, jaleados sin descanso. Tras el bando cristiano, las cinco comparsas moras iniciaron su descenso de la ermita, repitiéndose las acciones que previamente habían iniciado los festeros cristianos. Puntual a su cita, poco después de las dos y media de la tarde, la Marcha Real inundó el espacio auditivo de los allí presentes y a hombros de los engalanados trajes del Tercio de Flandes iba San Bonifacio. Rodeada la plaza en un par de ocasiones, el santo patrón penetró en la iglesia, mientras el cielo era surcado por palomas y, más arriba, explotaban los fuegos artificiales que celebraban el momento.

Consumada la entrada, las más de mil personas congregadas se fueron dispersando, y hubo quien quiso seguir también el pasacalle general que se inició a continuación.

La primera Guerrilla y el humor en valencià

Los festeros lo pasaron en grande envueltos en nubes de pólvora. [3]
Los festeros lo pasaron en grande envueltos en nubes de pólvora.

A media tarde, la calle Constitución entera retumbaba con la defensa cerrada que el bando cristiano hacía de sus posiciones frente al asaltante bando moro. La Guerrilla trajo toda la intensidad que sólo la pólvora, diez regimientos de tiradores, los arcabuces especiales y los grandes cañones pueden generar. Cuando el último humo del reñido enfrentamiento se disipaba, ya se había personado frente a la fortaleza de la plaça de Baix el embajador moro. Allí le esperaba el embajador cristiano del Tercio de Flandes, que acompañado también por varias escuadras engalanadas, escuchó la diatriba del guerrero musulmán. El simbólico acto concluyó con la victoria mora y la promesa de una reconquista cristiana. Un nuevo pasacalles reactivó entonces los andares de desfile.

Ambaixada en valencià. [4]
En la Ambaixada en Valencià quisieron contagiarnos a todos.

La Fiesta retomó su punto burlón y guasón pasada la medianoche. Otra vez con la plaza del consistorio como escenario, la Ambaixada en Valencià pasó revista, desde su característico punto de vista satírico, a los sucesos de todo el año. La crisis y la gripe porcina los grandes temas de esta tradición petrerense que un año más no defraudó y levantó aplausos y carcajadas entre el público asistente. En breve colgaremos el texto íntegro de esta edición.

Disfruten ahora con la completa galería fotográfica de este segundo día festero. Como en el caso del jueves, en los próximos días les acercaremos vídeos de todo lo acontecido.

*Nota: si desea que retiremos una imagen, avísenos desde la sección ‘contacto’ y lo haremos de inmediato.