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Arruís, muflones y ahora, confirmando fotográficamente (por primera vez) su presencia, también tenemos al ciervo viviendo en el término de Petrer. En la fotografía, tomada en la parte norte, cercano a la zona de la Casa Castalla, se ve claramente una hembra de la especie entre dos arruís. Es la prueba gráfica, pues, de su llegada al paraje, después de que diferentes montañeros hayan afirmado ver algún ejemplar, espontáneamente, desde hace 3-4 años. Hoy queda confirmada su presencia.
[1]Siempre hipotéticamente, la llegada del ciervo a nuestros parajes puede tener su origen, al igual que en el caso del arruí y el muflón, en la fuga de ejemplares que aconteció a finales del siglo pasado en la finca del Forcall. Los escasos machos y hembras de ciervo que escaparon de la finca cinegética han debido prosperar en el terreno salvaje y poco a poco han ido introduciéndose en el paraje. Su número es una incógnita (muy bajo, en todo caso) y poder observarlos todavía más difícil, pues se ocultan en la espesura y en las zonas más tupidas de nuestros bosques.