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Los gatitos de Berta

Berta es una hermosa gata de raza British exótica y acaba de cumplir tres años. Acostumbrada a vivir en la ciudad, se ha aclimatado hace poco a vivir en el entorno natural de L’Avaiol, donde quedó, por vez primera, en estado de gestación. Las fotografías que les mostramos corresponden al momento del parto, tras aproximadamente 63 días de embarazo, y han sido tomadas por el fotógrafo Paco Choclán. La madre lame inmediatamente a sus gatitos recién nacidos, a veces de forma casi excesiva para liberarlos de los residuos amnióticos e impregnarles con su olor.

Esta foto de Paco Choclán recoge el nacimiento de uno de sus gatitos. [1]
Esta foto de Paco Choclán recoge el nacimiento de uno de sus gatitos.

En el vídeo, podemos ver a Berta con su camada formada por cuatro gatitos, al día siguiente de su nacimiento. Asistimos al período neonatal de los felinos, que comprende generalmente desde el nacimiento hasta la apertura de los párpados, hacia los siete a diez días. Durante este periodo, los gatitos aún son inmaduros en el plano sensorial. Pasan el 90% del tiempo durmiendo y durante el restante 10% su única actividad consiste en buscar la mama de su progenitora para alimentarse. Al principio, se orientan hacia la mama por el termotactismo (por la acción del calor) y por el olor que desprende, compitiendo por los pezones, como podemos observar.

Por tanto, los cuatro pequeños ya muestran algunos reflejos primarios desde su nacimiento. El de succión, que les permite alimentarse, pero puede verse atenuado en caso de hipotermia, si la temperatura rectal es inferior a 32ºC. El enfriamiento es el peligro más grande que puede acechar a los gatitos recién nacidos. El reflejo de resguardarse le ayuda a localizar la mama, como decíamos, y permite que el gatito se sienta atraído hacia el calor. El reflejo perineal del gatito consiste en defecar y orinar tras la estimulación de la zona perineal. Puesto que el control de los esfínteres está totalmente inmaduro al nacer, es la madre quien, al lamer a sus gatitos, provoca la relajación de la zona y permite la evacuación fecal y urinaria.

El apego de Berta hacia sus crías, como es costumbre en los gatos, apareció desde los primeros minutos de vida. Como nos explica su amo, Sebastián Jiménez, toda vez que la madre se separa un instante de su camada, los gatitos emiten gritos lastimeros y se estremecen.

Con el pasar de las semanas llegarán el despertar a los juegos sociales, así como el destete y la progresiva adquisición de las características del adulto, transformaciones que esperamos descubriros en futuras entregas.