La reproducción del sapo corredor

Cada año, generalmente en primavera pero a veces incluso en invierno, si el otoño ha dejado lluvias generosas, el sapo corredor busca zonas húmedas. Está en celo y va a hacer una cosa que no acostumbra: acudir al agua, un hecho que sólo realiza con fines reproductores (y durante la misma cópula debe salir varias a veces respirar, si no quiere ahogarse). En esta época, el macho, más pequeño, ha desarrollado unas callosidades de color negro en los dedos internos de las manos que, junto a unos brazos más largos, le va a permitir realizar el acoplamiento o “amplexo”.

La hembra pondrá miles de huevos (a veces hasta 10.000) que el macho irá fecundando; esta gran reproducción se debe a que muchas veces se reproducen en aguas temporales, corriendo el riesgo de que se sequen antes de haber dado tiempo a los renacuajos de completar su proceso metamórfico (uno o dos meses). Si lo logran, los pequeños sapillos, de 1 cm. de tamaño, rápidamente se dispersarán por pequeñas grietas, agujeros en el barro o recodos bajo las piedras.

La Asociación de Amigos de L’Avaiol ha desarrollado una serie de charcas en el término que, con la ayuda del programa Volcam 2009, están permanentemente rellenas de agua.

jr

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