Hacía mucho tiempo –desde el verano de 2009 [2]– que no dedicaba una sesión de fotos a los insectos, así que al comenzar esta primavera me animé a echar unas horas en unos sembrados de flores; camuflado en el hábitat estuve observando este otro maravilloso mundo que debido a su pequeño tamaño casi siempre nos pasa desapercibido. Es una maravilla, la verdad, contemplar a centenares de insectos buscando comida entre las flores y sumergirse en la realidad de sus proporciones y tamaños; pasé toda una mañana de sábado inmerso en este «minimundo».
Todas las imágenes, por cierto, han sido tomadas con un teleobjetivo 100-400, que ni mucho menos es el recomendado para este tipo de fotografías, pero con un poco de esfuerzo alguna recompensa puede apreciarse. Espero que os gusten.