- Petreraldia.com – Noticias de actualidad de Petrer y su comarca - https://petreraldia.com -

Milana, la urraca amiga

[1]

Todos los que nos dedicamos, de una forma o de otra, a la observación de la naturaleza, sabemos cuan esquivas son las aves, no tolerando el acercamiento del ser humano. Pero si hay alguna que se lleva la palma, esa es la urraca, pues no acepta en absoluto, ni tan siquiera la aproximación de vehículos, cosa que otras muchas aves sí lo hacen.

Milana, sin miedo a nada. [2]
Milana, sin miedo a nada.

¡Incluso se mete dentro de los coches! [3]
¡Incluso se mete dentro de los coches!

Pues bien, voy a relatar la pequeña historia de una urraca, pero antes de hacerlo, quiero dejar patente, que todo lo que voy a contar, es rigurosamente cierto, por extraño que parezca, y las fotos que acompaño a este artículo no han sido trucadas en absoluto y recogen fielmente esta historia, que parece haber salido de un cuento de ficción.

Nos situamos en la finca de Luis Villaplana, frente al albergue de L´avaiol, (Petrer), distante menos de un kilómetro.

Era principio de este verano, cuando el encargado de este albergue, estaba limpiando una balsa allí existente. Estaba comiendo una pera, cuando de repente una joven urraca se para muy cerca de él. El se la queda mirando, un tanto extrañado, y se le ocurre alargar el brazo, ofreciéndole un trozo de la pera. Cual no sería su asombro, cuando la urraca da un vuelo y se posa en su brazo, poniéndose a comer en su mano. La coge y se la lleva a Luis, con el que le une gran amistad. Le cuenta lo sucedido, y le dice que si la quería, a lo que Luis le contesta que bueno, pero sin la más mínima esperanza de que la urraca se fuese a quedar allí.

Milana come de la mano. [4]
Milana come de la mano.

Se sube al tejado de la casa y desde allí se pone a observar a los que allí estaban. Al rato y viendo que el animal no se marchaba, le enseña un trozo de albaricoque y allá que va la urraca a su mano a comer.

Llega la noche, nadie repara en la urraca y a dormir. A la mañana siguiente la urraca seguía allí, esperando el desayuno.

Yo aparezco por allí a los pocos días, me “presentan” a la urraca y me cuenta Luis lo sucedido. Me quedo perplejo de ver a aquel animal entre nosotros, como si de una mascota doméstica se tratara. Recuerdo que aquella tarde estaban allí una sobrina de Luis con su familia y una nena de unos dos añitos, preciosa si tenía que serlo, rubia como el oro y con unos ojitos azules como el cielo. Había que ver aquella preciosidad sentada en el suelo con la urraca a su alrededor, como si fuera un juguete.

Bueno, han pasado estos meses de verano, la urraca sigue allí, ha cambiado la pluma (al principio está un poco fea), y ahora está preciosa, pero cada vez mas traviesa porque ha cogido tal confianza que les quita las cosas que a ella le llama la atención y se las lleva por ahí a esconderlas, como es costumbre en estas aves, hasta tal punto que una vez se llevó unas llaves de la casa y suerte que la vieron a tiempo y pudieron recuperarlas.

Cigarrillos... [5]
Cigarrillos...
...mecheros... [1]
...mecheros...
...monedas... [6]
...monedas...
...¡La curiosidad de Milana por el mundo humano no tiene límites! Aquí la vemos zarandeando un paquete de tabaco. [7]
...¡La curiosidad de Milana por el mundo humano no tiene límites! Aquí la vemos zarandeando un paquete de tabaco.

Ella está en plena libertad, duerme donde le parece y se pasa el día de aquí para allá, haciendo de las suyas.

El otro día estuvo a punto de cumplir sus días en este mundo, pues le dio por subirse encima de los dos perros de caza pointers que hay en la finca y picarles en el lomo. Pues uno de estos perros, cansado de aguantarla, la enganchó con la boca, le dio unos cuantos zaleones y no se la cargó de milagro. Ya no ha vuelto a incordiarlos.

Yo la llamo “Milana”, recordando la celebre película, basada en la novela de Miguel Delibes, “Los Santos Inocente”, y en cuanto llego y la llamo ya la tengo alrededor, comiendo tortas de Inés Rosales y cuatro golosinas que le llevo. Se me sube en el coche y hasta llega a meterse dentro, picoteando lo que le llama la atención del salpicadero. También se ha acostumbrado a sacarle los cigarrillos a Luis de su paquete de tabaco.

Empezó uno a uno, pero ahora se los lleva a pares. [8]
Empezó uno a uno, pero ahora se los lleva a pares.
A Milana no es que no le disgusten, es que le encantan los coches. [9]
A Milana no es que no le disgusten, es que le encantan los coches.

El domingo pasado fuimos Gabi y yo a pasar la tarde con Luis y Gabi le enseñó el llavero y todo su intento era llevarse las llaves, pero no pudo porque las tenía sujetas con una correilla.

Con ella cerca, toda medida de "seguridad" es poca. [10]
Con ella cerca, toda medida de "seguridad" es poca.

Bueno, podría estar contando un montón de anécdotas más, pero con esto y las fotos que acompaño, es más que suficiente para conocer esta pequeña historia de una urraca que, nadie la ha amaestrado, que vive su vida como mejor le parece, y que de vez en cuando nos hace pasar un buen rato con sus ocurrencias.

[11]

[12]

[13]

[14]

[15]

[16]