La urraca y el críalo tienen una de esas extrañas relaciones que la Naturaleza crea. El críalo es un ave parásita, como otras muchas especies de cucos, y las hembras depositan huevos en los nidos de córvidos, generalmente la urraca. Pero, volviendo a las aves, quien de veras se independiza pronto es el críalo, un enigmático y escurridizo pájaro, muy difícil de ver. La urraca lo cuida como un hijo, le da alimento y lo defiende ante las amenzas. El críalo nace así como una urraca más, pero a los pocos días, su difente aspecto y su particular grito le delatan y poco a poco se va distanciando. Al final, echa a volar y se independiza, muy joven.
El arrendajo, por su parte, es un ave habitual de nuestro entorno. Siendo un córvido, posee un plumaje muy vistoso, en el que destaca el azul intenso. Pero sí destaca por algo es su glotonería, incluso hace acopio de comida para pasar las semanas más duras en las que escasea el alimento.
Las fotografías son del bien avenido tándem que forman Néstor Rico Campos y Gabriel García Sevilla.