Estamos en tiempos de reptiles y es relativamente fácil encontrarnos con alguno. En este caso es un lagarto ocelado, el popular «fardatxo», muy extendido por toda la Península, menos por el norte.
Tiene un aspecto corpulento y color verdoso con marcas oscuras; destacan los lunares azulados de su costado. El macho es más grande que la hembra. Son omnívoros y se alimentan de insectos grandes, pequeños mamíferos, frutos, etc.
Hibernan de noviembre a febrero, y es un animal totalmente diurno. Son muy ágiles y rápidos y no dudan en trepar a los árboles para ponerse a salvo de sus depredadores. También pueden soltar la cola para entretener y así poder huir.
La hembra pone de 5 a 25 huevos aproximadamente, depende de su tamaño. Los entierra normalmente en junio y los abandona a su suerte. En este momento no es una especie amenazada, aunque su población ha disminuido ligeramente.