Cuentamontes o el amanecer en nuestro Valle

 

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César Pérez de Tudela, durante la tertulia “Los doce de Cuentamontes”.

 

Desperté y me vino a la mente el excelente discurso de la noche anterior, del alcalde Rubén Alfaro, cuyo hilo conductor refería su soñar con un Valle y una ciudad mejores, y sin poder evitarlo me colgué de mis propios sueños. Soñé que éramos anfitriones de la flor y nata del alpinismo valenciano y nacional que había acudido a nuestro humilde rincón Mediterráneo. Y me vi entrando en la sala donde nos esperaba un desayuno para reponer fuerzas tras las intensas horas de una gala llena de emociones, cual si estuviéramos de travesía y aquella estancia fuese el comedor de un refugio alpino. Soñé que al entrar saludaría a Jordi Colomer, gran alpinista que fuera presidente de la Asociación Internacional de Alpinismo (UIAA), la más importante asociación mundial del montañismo y también a la junta directiva en pleno de la Federación Valenciana. Apenas podría probar bocado, ocupado en saludar a los más grandes de nuestro deporte. El doctor Javier Botella y su esposa, Aurora Espacio, ambos especialistas en medicina de montaña que son un referente en España me regalarían sus obras, sobresalientes en este especializado y difícil campo,“Nuevos progresos en medicina de montaña”y en la misma mesa, Rosa Real, la única valenciana en coronar un pico de más de ocho mil metros y su marido Carlos Tudela, otro importante ochomilista, me recibirían con su magnífico libro “Gasherbrum II”. Seguirían entrando en el habitáculo más y más de estos grandes de la montaña con mayúsculas. A unos los conocería más y a otros menos, pero a todos habría de mostrar mi admiración por sus logros que son la punta de lanza de todos aquellos que, alguna vez, rozamos el sueño de la altura.

En una mesa junto al ventanal que da a la plaza, Rafael Vidaurre y Moisés García, miembros de la mítica cordada junto al recordado Miguel Gómez, quienes coronasen el Nanga Parbat en 1986 como primer ocho mil valenciano, me saludarían y felicitarían por la Gala Cuentamontes. Ramón Portilla, célebre cámara de altura y autor del último éxito editorial de Desnivel me pondría una dedicatoria tan familiar en su flamantelibro “Historias de bellas montañas”(primicia presentada en Petrer) que me ruborizaría sin poder darle las gracias, mientras Sebastián Álvaro, creador del mítico programa “Al filo de lo imposible” de TV española, andaría bromeando con su habitual e inteligente ironía sobre el prólogo escrito a su buen amigo Portilla en el citado libro. En la mesa de al lado José Soler Carnicer, a quien aprovecharía para entregar los últimos ejemplares de su “Leyendas del Peñón de Ifach” publicado por Cuentamontes,y ya agotado, charlaría con otro grande de nuestra literatura de la montaña valenciana: Rafael Cabrían Gimeno, especialista en guías sobre nuestra geografía valenciana. Saludaría sin demora a su encantadora esposa Palmira Calvo, la primera escaladora de la Comunidad Valenciana. En ese momento, el catalán Vicente García Campo, premio nacional de novela de montaña 2015, me dejaría, antes de partir, otra bonita dedicatoria en la primera página de“Sin fronteras, un corredor en tierra de nadie”su libro ganador del premio Desnivel.

César Pérez de Tudela, que ya habría acabado su desayuno, me interrumpiría. Nos esperarían las montañas y tras un sonoro y colectivo hasta siempre, dicho al viento del abarrotado salón, abandonaríamos el hotel que, en la imaginaria y alta mañana,más se pareceríaa un refugio en los Alpes que a un urbano alojamiento. Saldríade allí orgulloso junto a Rubén, nuestro alcalde, excepcional anfitrión y hoy también, compañero de excursión. Nos esperaríanlos amigos para eliminar toxinas en la montaña.

Una trepada rápida por la ferrata del Castillo de Salvatierra y una explicación al célebre amigo madrileño de como en nuestra tierra se escala al ritmo del pasodoble, que nos llegaría desde la ciudad de Villena, eliminarían entre risas y bromas el cansancio y nos predispondrían a la segunda de las Tertulias Cuentamontes, esta vez en el Club Alpino, donde nos esperarían el resto de tertulianos. Nuestro invitado no sería otro que el propio César, mi admirado Barón de Cotopaxi, que nos haría corta una tertulia, montañera y muy literaria, perfectamente organizada por nuestros anfitriones del Club Alpino, cuyas atenciones culminarían con una paella de verduras del amigo Busquier que difícilmente podría ser superada.

Seguiría pensando que el formato de ateneo virtual era genial, por el clima de sinceridad en el que se enmarcarían preguntas y respuestas que nos trasladarían tal vez hasta a un lugar de montaña y a una charla entre compañeros que muy pronto disfrutarían todos los aficionados de nuestra comarca.

De repente, desperté sobresaltado, había quedado con Manuel, Antonio, Isabelo y Rubén para ir a la montaña y ya se hacía tarde. ¡Qué sueño tan extraño! ¿Será algún día nuestro Valle hogar y centro de reunión para tanta gente “grande” de la montaña, cual refugio alpino…?

Y mientras me dirigía al hotel, donde habíamos quedado en recoger al Tudela, recordé que vivíamos en un Valle rodeado de altos relieves yvino a mi mente la Gala Cuentamontes del día anterior y el genial discurso de Fernando Portillo, concejal de cultura de Petrer, que aseveró “lo difícil de lo logrado, en el peor momento de nuestra historia reciente y en el peor lugar de nuestra Europa culta”.

No pude menos que sentirme orgulloso de formar parte de laidiosincrasia de esta orografía que nos imprime su fuerza y me dispuse a entrar en el edificio hotelero sin saber que a veces, la realidad alcanza a nuestros sueños e incluso los supera y, efectivamente, allí estaban ellos. Miré a Rubén y simplemente sonreí. Probablemente él, no entendió el significado de mi rostro iluminado por el espectáculo de aquel símil de gran refugio alpino que se abrió ante nuestros ojos.

Para Cuentamontes, una parte de los sueños de nuestro alcalde eldense, ya se estaban haciendo realidad y por ello doy gracias al equipo de hombres y mujeres que un día, creyéndose este sueño, han sido capaces de convertirlo en una bonita realidad. Yo me sumo ahora al sueño de Rubén, un sueño que comparto plenamente (recomiendo escuchar su ilusionante discurso en la Gala) y que estoy seguro que, con el equipo humano adecuado, conseguirá convertirse, porque no, en una realidad como la hoy vivida porCuentamontes, en este amanecer en nuestro Valle.

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