En España, los únicos espacios donde se pueden observar en libertad a los arruís lo constituyen las montañas del interior de Alicante, donde el paisaje protegido de la Sierra del Maigmó y Sit tiene la mayor densidad poblacional de la especie, así como Sierra Espuña (Murcia) y algunos grupos aislados y más anecdóticos del interior de la meseta. Si la pasada semana «la Unió de Llauradors» [1]exigía medidas a las Administraciones públicas para controlar la proliferación de esta especie en la zona alicantina por los «graves daños causados en el medio ambiente», estos últimos días 40 organizaciones agrarias han solicitado también la erradicación, en esta caso total, de este animal en la sierra murciana.
Los colectivos adheridos a la petición, entre los que se encuentran asociaciones de propietarios agrícolas, comunidades de regantes y cooperativas, consideran que la presencia del arruí en estos terrenos de Murcia es perjudicial para los cultivos de secano y de regadío,»de lo que pueden dar fe cientos de agricultores y propietarios agrícolas afectados». «Los supuestos beneficios que la caza puede producir en el entorno de Sierra Espuña y especialmente en Totana son ridículos respecto a los cuantiosos daños que estos animales representan para los cultivos», indican en el documento estas organizaciones que representan a 4.000 agricultores de la zona.
Una especie apreciada y con una destacada labor ecológica
Sin embargo, las peticiones tanto de la Unión dels Llauradors como de estas 40 organizaciones no están exentas de polémica. Y es que, se puede comprobar que el arruí goza de un alto grado de aprecio y simpatía por parte de la población local. De hecho, han sido numerosas las manifestaciones que se han convocado para proteger a la especie siempre que se ha organizado alguna batida dentro del ahora parque natural.