«El vientre empapelado: pintura feminista contemporánea»

La pintora petrerina Tana E.Ruíz vuelve a exponer sus  obras  en el Centro Cultural de Petrer. En esta nueva oportunidad para  dar  a conocer  su obra al público, la autora  muestra  22 pinturas, algunas de ellas en gran formato  y técnicas mixtas, agrupadas bajo   el título “ El Vientre Empapelado, Pintura Feminista Contemporánea».

Tana junto a una de sus obras.

La exposición  inaugurada el viernes 4 de marzo y que permanecerá abierta hasta el 20 de marzo,  no deja indiferente a quien contempla sus pinturas, puesto que Tana nuevamente se muestra como una artista comprometida,  además de gran pintora.

Momento de la inauguración de la exposición “El vientre empapelado”.

Sus pinturas  nos invitan a reflexionar sobre el papel y la función de las mujeres,  el machismo y la violencia que aún permanecen latentes  en nuestra sociedad y  que continúan  desgraciadamente  causando dolor y  muerte.

La exposición puede visitarse en horario de jueves a sábado de 19h  a 21h,  y los domingos de 18h a 20,30h. Para conocer un poco mejor la obra de Tana E. Ruíz en tane.mifotoblog.com

Texto de presentación de la exposición  “El vientre empapelado”:

«Hace falta una convicción profunda casi indestructible sobre la necesidad social de hacer algo para perseverar en ello cuando no hay casi nada a favor. He pintado obras como “Mater Separatíssima”, “Titánide Lastrada” o “El Vientre Empapelado” en momentos en que mi convicción se volvió muy firme, porque descubrí a pensadoras que me confirmaban que lo que había entendido por mi misma era certero, o que lograban explicar lo que yo sola nunca hubiera podido entender al carecer de la formación necesaria.

Sabía lo que había percibido, aunque se me quisiera disuadir de que se trataba de otra cosa y de que era irrelevante; y en esas pensadoras y artistas encontré la confirmación de que no me equivocaba, lo que dio legitimidad a mi necesidad de hacerlo visible, y me concentré en ello hasta plasmarlo con éstas formas, de entre otras posibles.

A pesar de no tener dinero suficiente para mantenernos y tener que demorar o sacrificar necesidades.

A pesar de saber que a esta sociedad humorística de la gratificación permanente y la evasión no le iban a servir para su narcopolítica.

A pesar de que se sometiera a debate familiar la conveniencia de que hiciera obras tan grandes.

A pesar de saber que el reconocimiento social se ha devaluado; el verdadero interés por la pintura es muy escaso, y que el desarrollo de las diferencias se ha resuelto en tolerante indiferencia.

A pesar de las continuas interrupciones por recaer sólo en mí la responsabilidad de mantener y cuidar a mis hijas. Porque al no estar el imaginario social impregnado de la convicción de que las mujeres podemos hacer cosas socialmente valiosas, en lo privado no se nos procura y respeta nuestro espacio y tiempo de concentración. Seguimos siendo seres disponibles para el desarrollo de otros.

A pesar de los comentarios maledicentes que oía por la ventana de mi estudio cuando la abría para no sentirme tan aislada: “Mira esa tía loca, siempre está pintando”.

A pesar de que no fuera a gustar el resultado ni a gustar yo. Deseo llegar a olvidarme por completo de ese destino femenino de ser gratificante, bella y comedida; sobre todo en mis propias obras, ya que son en gran parte el lugar donde descubrir y definir los propios límites. Donde estimularme con la visión de lo que aún podría hacer, cuando tenga los medios adecuados.

El pensamiento patriarcal ha querido caracterizar a lo femenino como lo infinito, lo indefinido, lo informe, lo vago, lo lírico, lo emocional, lo difuso, ignorando la tensión del pensamiento hacia su definición – hacia la forma – de tantas artistas. Y premiando con mayor reconocimiento a las que se mantenían en difusas vaguedades poéticas, emocionales, porque confirmaban las características en que se nos quería mantener.

El aprendizaje para hacer un ser femenino aún es el aprendizaje de la limitación. Y no es que yo me planteara como objetivo superar límites, para eso me hubiera hecho deportista, sino que aquello que consideraba necesario decir requería superarlos.

Primero dotarme de una habilidad técnica suficiente para que no me faltasen recursos técnicos cuando quisiera expresar algo: años de aprendizaje sin maestros. A menudo viendo sólo fotografías de otras obras porque no tenía dinero para viajar a verlas directamente, como hubiera sido mejor. Buscando libros en los que viera reflejadas mis inquietudes y respondidas mis preguntas, ya que no podía contrastarlas con casi nadie en mi entorno accesible.

Después buscar el tiempo en que no se me interrumpiese durante varias horas seguidas, quitando muchas horas al descanso gracias a la energía mental que genera la convicción.

También era necesario superar las presiones del entorno para que  hiciera obras comerciales o me dedicara a otra cosa rentable porque tengo hijas que mantener y eso debe ser lo más importante. Lo que ha interrumpido, limitado y acabado con el desarrollo de tantos talentos y no solo en las artes: la limitación de tener que escoger entre seguir desarrollando tus capacidades o tener que irlas autodestruyendo al tener que convertirte en un ser para otros. ¿Qué hacen las mujeres con sus talentos, con su inteligencia, cuando no la pueden desarrollar?

Y había que superar el límite de hacer cositas pequeñas, insuficientes, insignificantes, porque si de verdad estaba convencida de que aquello que quería plantear con mis obras -haciéndolo visible- era relevante para profundizar en el desarrollo de la individualidad de las mujeres, tenía que hacerlo dándole una dimensión al menos físicamente tan grande como un ser humano. Y si de verdad me dolía que tantas mujeres – y yo misma- no tuvieran las condiciones materiales y psíquicas necesarias para saber hasta que límites de calidad pueden llegar sus realizaciones, yo misma tenía que ofrecer a las mujeres lo mejor que pudiera darles.

Creo que todas estas obras nacen de la conciencia de que el desarrollo de nuestra subjetividad individual, que no individualista, no se tomaba en serio porque no era necesaria para los usos a que se nos destinaba. Hablan de los impedimentos, de la desesperación por no poder desarrollarse plenamente, y de la voluntad determinada a lograrlo y transmitirlo».

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