Vistosas instantáneas de la alborada de anoche, captadas por Néstor Rico, que se atrevió a encaramarse montaña arriba para ofrecernos una perspectiva diferente al trabajo que ya realizó el año pasado [2]. Tomadas a unos 200 metros a la derecha de la Cueva del Encanto, y buscando exposiciones más cortas con la cámara para centrarse en el estallido de los fuegos artificiales, la secuencia capta la explosión de luz y color que la población disfrutó pasada la medianoche con motivo de las fiestas de octubre.