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Desnudos

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Un verano tranquila, alejada de todo, leyendo como hacia años que  no lo hacía, dejando atrás la urgencia del tener algo que  hacer, de tener algo por terminar. Necesitaba esta desintoxicación, necesitaba volver a encontrarme conmigo misma, recordar como era cuando no era . Empezar a quitarme todos los abalorios que con el tiempo he ido adquiriendo, dejando atrás toda la amalgama de personalidades que he admitido como propias, y que realmente nunca han sido mías y que si alguna vez las adopté  fue por ver que admiraban a los demás o por complacer a las personas que quería, por ofrecerles los que esperaban de mi. Estoy personalizando en mi lo que es la historia del ser humano. No es fácil plantearse que hubiera sido de nosotros si hubiéramos nacido en otra cultura, en otro sitio distinto al que reconocemos como propio. Seguro que nuestra personalidad no seria igual, que nuestras creencias que hoy pensamos son los pilares de nuestra existencia no serian las mismas, que nuestros valores morales carecerían de sentido, y esto nos tiene que lleva a plantearnos la inutilidad de tantas luchas, de defender posturas, y de que en la defensa de estas, la demagogia y la manipulación se hagan presentes como justificación al “buen fin” perseguido que acalla conciencias que nunca han llegado a ser conscientes de si mismas.

Cabe plantearse que el permanecer desnudos en el mundo, tal como nacemos y como morimos es una metáfora. Si, porque nacemos desnudos de criterios, de juicios, de valoraciones morales y nuestro buen destino seria morir en las mismas circunstancias.  Y al plantearme esta cuestión, el que mi mente se libere de todo lo anterior me otorga una nueva visión del mundo, una nueva realidad que me despeja y a veces me lleva a dilucidar algo del sentido de la existencia, me convierte en observador de mi misma, de mis reacciones, de mis pensamientos, pero sin dejar que estos se apoderen de mi Yo, son solo eso, pensamientos que en  algún momento pasado han sido otros, y que más adelante evolucionaran  convirtiéndose en otros, distintos.

Se convierte en un lienzo en blanco dispuesto a  recibir los rasgos de los caracteres que serán impresos en el papel, pero con el tiempo la corrección llega y muchos de lo marcado ha de ser borrado, sin dejar tachones.

Seguro que el mirar a nuestros semejantes sin juzgarles, sin pedir a cada momento su condena por cosas que nosotros consideramos como inapropiadas o inaceptables, sin obligarles a que vean el mundo como nosotros queremos que lo vean, nos ahorrará no pocas incomodidades y situaciones difíciles. Tal vez si actuamos así con los demás algún día lleguemos a actuar así con nosotros mismos, y con ello nos permitamos vivir la vida libremente sin encorsetarla en un “como debería ser” para convertirla solo en un “es”.  Dejar de proyectar en los demás la culpa de nuestro destino, nos llevara a quitarnos la mascara ante nosotros mismos, a ser valientes para atrevernos a ver que en realidad somos mejores de lo que creemos, que realmente lo que hemos escondido en nuestro subconsciente, lo que hemos enterrado en el sótano del consciente, es lo que vale, es la luz que hemos tapado con sucesivas adquisiciones de lo que hemos dado en llamar “nuestra personalidad”.

Tal vez tengamos suerte y lleguemos a tiempo de avivar esa luz antes de irnos de la tierra para poder abandonarla tal como hemos venido: “DESNUDOS”