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Tienda de ultramarinos en los años 40

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*Nota: Artículo publicado originalmente en la revista Petrer Mensual, nº26

Imitando aquel corresponsal petrolanco que seis meses consecutivos repitió la consa­bida noticia de «continúan las llu­vias» en el periódico local «El Tío Cuc», yo sigo recordando los es­tablecimientos que Petrer tenía en la década de los 40, siendo las tiendas de ultramarinos las que hoy comen­taremos.

En primer lu­gar lo haremos con la de «Molt Regales» ubica­da en la calle Prim, por ser ésta la décana ya que su existencia supera el siglo.

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Puesto de mercado de "Mol Regales" en la primera plaza de mercado que Petrer tuvo. Su inauguración fue en octubre de 1951, veamos la exigua oferta colgante, las clientas son Teresa Graciá y Remedios Sanchiz, atendidas por Tista y Matilde, componentes de la 3º generación.

La recuerdo perfectamente por ser a la que más fui a com­prar, en ella mi madre tenía «do­miciliado» el racionamiento. Aún estaba al pie del cañón la Tía Doloretes, una señora supercargada de bondad pues el trato aquí, no era vis a vis, era familiar.

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El mismo puesto de mercado de "Mol Regales" en los años 60, atendido por Matilde, observamos bastante más género y calidad.

Las existencias no eran abun­dantes, pero se trataban, se pe­saban y se medían con cariño y exactitud, es decir el kilo… kilo y el litro… litro. Como símbolo, re­cuerdo las dos banquetas que ha­bían en la entrada al salón del mostrador formando parte del servicio. Ir de compras a la tien­da en esta época era un acto so­cial. Resaltemos que son cinco las generaciones las que hasta aho­ra han regentado este negocio, hasta hoy.

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Cartilla de racionamiento, de tan funesto recuerdo, que hoy es una joya (obsérvese los dos semestres que no se utilizó).

En la calle San Vicente, estaba la Tendeta. Era atendida por Ro­seta, la cual rezumaba cariño y amabilidad, desconociendo por completo que existía maldad. Re­cuerdo a su esposo y a la vez amigo mío Tista «El de Cánovas», poniendo los garbanzos a remo­jo que diariamente se vendían, teniéndolos expuestos en la calle al lado de la puerta.

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Año 1935, Roseta la de la Tendeta y su esposo Tista "El de Cánovas" el día de su boda.

La tía Juliana era hermana de mi abuela Ramona, a la cual hay que reconocerle su grado de in­teligencia sin haber tenido opor­tunidad de enseñarle regla algu­na pues solía utilizar signos de su propia invención con lo que con­trolaba todo lo que por entonces se vendía «fiao» y que no era po­co. La ubicación de esta tienda estaba en la calle San Vicente.

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Roseta en la tendeta: obsérvese el peso marca "imparcial".

De la tenda de Sentó situada en la calle Numancia, recuerdo que a lo que más me enviaba mi madre era a por sardinas de bo­ta, advirtiéndome casi siempre «dile a Sentó que tes pose grans». Así lo hacía Sentó, tam­bién casi siempre me contestaba «no te quexes ans de pegate». A propósito, fueron tantas las sar­dinas que se «chafaron» en la puerta de entrada al patio de mi casa que al marco se le hizo una cavidad en forma de sardina.

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La tía Juliana, con su biznieto en brazos.

Enumeraremos a las demás tiendas por su nombre comercial y su ubicación no sin antes des­tacar su arte en la venta y el tra­to exquisito que nos dispensaron.

Barsella en la calle Miguel Amat. Josefa Galiano en la calle San Vicente. José Ma y Carmen en la calle Castelar. La Lloba en la Plaza de Baix. La Pajarilla en la Casa Alta. La Sevilera en la calle San Rafael. La Somereta en la ca­lle San Antonio. Luis Escolano en la calle Pedro Requena. Regina en la calle La Virgen. Tarsila «La Socorra» en la calle Mayor y la tenda de Felumena «Filomena» atendida por Mercedetes y José Ma Román en la calle Prim. Mención aparte dedicaremos a la tienda de Julia Tortosa «La Manca», pionera no, inventora del sistema todo artículo es ven­dible en una tienda de Ultrama­rinos. Tanto es así que las grandes superficies comerciales que hoy hay en nuestra villa son meros discípulos de ella, incluso en la flexibilidad de horarios. Hoy está atendida por Reme, pertenecien­te a la tercera generación.

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Julia "La Manca" con sus nietos en la puerta de la tienda.
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Juan Bautista Beltrán, su esposa Dolores, ambos fundadores de la saga hace más de un siglo y su sobrina y heredera Doloretes la de "Mol Regales".
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La tienda de Regina con su titular al frente.

Debo resaltar y dejar constan­cia que el festero de Petrer ha te­nido el mejor servicio en toda su historia en cuanto a la pólvora se refiere, cuando esta tienda de so­lera era su proveedora.

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Panorámica de la actual "másquetienda" y su actual directora y dependiente Reme, perteneciente a la tercera generación.
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La actual supertienda de "Mol Regales" ubicada en el mismo lugar, atendido por la 4º y la 5º generación, Mª Dolores y Eva, esposa e hija de su actual director, Juan Salvador.

No estaría de más dedicarle un homenaje testimoniándole nues­tro agradecimiento. ¿Qué os pa­rece, nos animamos?

Con el ruego de que si alguna omisión o error se detectase se­páis disculparme. Os envió un cordial saludo.

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Relación de tiendas de ultramarinos en los años 40.