Escritos de un joven indecente XXIX: «Después de ella no hay vida, ni muerte, ni nada»

Necesito volver a verte,
mecerme de nuevo
y para siempre
entre tus dedos.
Escuchar tu tersa voz.
Acariciar tu pelo
de golondrinas
recogido con un moño.
Susurrarle a tus pechos
(cúpulas mediterráneas).

Quiero que me acaricies la barba
con tu brisa marinera,
que me sonrías
los domingos
(con tu cara de niña)
porque la EXISTENCIA
se complica
cada vez MÁS.
Los instantes,
que son segundos eternos,
me ahogan
como la SOGA
que até a mi yugular
hace tres años.

Requiero regresar
a tus faldas,
pasear por tus calles empedradas,
alzar el mentón
para otear las enlutadas aves
y soñar que me
diluyo,
pierdo,
volatilizo,
desvanezco,
descompongo
entre sus ochos
horizontales.

Necesito posarme
en la brújula de tu ombligo
pues SONREÍR es ya
una virtud desaprendida:
‒«Qué tipo más serio»‒,
murmuran al verme pasar
pero no saben que:
A nsío, ruego,
L loro, suplico,
T e llamo, te imploro,
E spero, deseo y
A nhelo que vuelvas a por mi…

que ya ninguna se atreve a probarme
como tú lo hiciste;
acostándote con todos mis defectos
pues sabes que SOY imperfectamente PERFECTO.
Me urge
ser HOMBRE
enamorado como entonces,
y necesito el SEXO de una noche,
la pasión de los amantes;
escribir sobre viajes,
imágenes de sirenas proyectadas,
ocultos deseos,
estaciones de trenes, aeropuertos,
suicidios por la ETERNIDAD;
Odiseas,
Diosas
a las que dejar embarazadas,
historias de marineros,
desembarcos,
navíos,
mares con aroma a fracaso…

No me soporto,
ni me aprecio,
ni me perdono.
No valoro mi trabajo
que SIEMPRE fue un bello oficio
pero entrecomillado.

El simple hecho de EXISTIR
es un castigo perpetuo
y ahora siento
el aliento
de la MUERTE
(en mi nuca)
que galopa
sin descanso
y por vez primera
le TEMO.

No recordaba el frío
que trae consigo
y siento helarse mis manos,
y mis dedos pelean
por llegar a cada letra
del teclado
para escribir este «poema»,
y se resquebrajan
y caen a la mesa del escritorio
y lloro sin control
y vuelvo a posicionarme
a la siniestra
de la delgada línea roja,
y miro atrás
y no está ella,
se aleja aleteando,
ni otras
(pues las inventé a todas)

y estoy SOLO
y no quiero escuchar el final
y está llegando,
y quiero terminar con TODO,
y siento pánico
y el lobo aúlla
y todos se despiertan
y alguna ex musa
destapa mi SECRETO
y el mundo entero,
armado con:
antorchas,
hachas,
garrotes,
lanzas,
facas
y piedras
pretenden hacer justicia
y mi cuerpo me traiciona
y no quiere desmayarse
y comienza la matanza:

La primera piedra directa
a la sien derecha.
Después lanzas
que se clavan
en mis hombros
y ya estoy en el suelo
y las MUJERES inspiradoras
agarran mis extremidades;
y la más joven
corta mis 10 dedos
con 2 hachazos certeros
y me desangro
poco a poco
para el deleite de los presentes.

Una ex Diosa
pincha mi nuez
para impedir que siga gritando
y la alza al cielo
como trofeo
y la lanza a la mar
donde ya no vive nereida
y el resto del público
aplaude y alienta:
‒¡«Más, más, más»!‒
y sus exigencias son órdenes
para las traicionadas
a las que he herido y engañado
con mis versos:

‒«La venganza es un cráneo que se sirve vivo,
y aunque no lo pretendo
sé que te estoy haciendo un favor»‒,
me susurra una de ellas al oído.

Yo asiento con los párpados
y sonrío antes de que me corte la cabeza…

¡¡¡Crjjjjjjj..!!!

‒«¡Mirad, todavía vive. Está llorando»‒, gritan.

Es entonces cuando
me arrancan los ojos
con las puntas de las flechas
y mis cuencas
VACIAS
son dos agujeros negros
como mi ALMA;
esa que apuñalan,
agujerean
y pican
para ver si sangra…
pero NADA.
Nunca hubo alma.

Y con calma
la hoguera
ilumina el centro de la plaza,
y está preparada
y acercan mis vísceras
y mis miembros amputados
y otros restos de mi cuerpo
al fuego que arde por dentro
y purifica y SANA
y SALVA..
y todos beben
y ríen
y brindan con vino
y cerveza
y lo único que queda de mi
son manchas de sangre
por sus rostros,
manos,
prendas
y armas

y la fiesta continúa
hasta que las llamas cesan
y soy ceniza candente
que apagan meando
y que recogen con una pala
(entrada ya la madrugada)
y la meten en bolsas
y las atan
y las lanzan al cubo
y llega el camión de la basura
y las aplasta
y las mezcla
(como el óleo en la paleta)
con el resto de la mierda
y me conduce al vertedero
y me descarga en el enorme agujero
del suelo
y me entierra.

Y ya es TARDE,
y NUNCA visteis
MÁS allá de mis versos
y aunque lo entiendo
(pues para los cuerdos
un proscrito
es tan solo un pasatiempo)

YO pude cambiar el mundo entero

Pero AHORA pienso
que por FIN
descanso en PAZ
donde me corresponde

aquí abajo
sin molestar a NADIE.

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