Escritos de un joven indecente (XCV): el romanticismo en una botella de vino

Escritos de un joven indecente (XCV): el romanticismo en una botella de vino
Escritos de un joven indecente (XCV): el romanticismo en una botella de vino

Es el cristal
verde esmeralda
la constelación
del VACÍO
y la NADA.
Navegar
en la nave
espacial
mientras
el mundo
empieza
a enmudecer
y los ojos
(metáfora
perfecta
e insuperable
de la musa
reencarnada
de Pavese
que vuelve
a leer a Panero)
incólumes
acechan
entre
risas
y SILENCIOS
y miradas
y DESEO.

Estos
VERSOS,
tecleados
un domingo,
son los de un
MUERTO,
apátrida,
derrotista,
dependiente,
ex suicida…
que no quiere
ni puede
mirar atrás
por MIEDO
a quedar
embalsamado;
atrapado
por la brea
de unos
LABIOS
que dan
la bienvenida
al OLVIDO.

Los mejores
POEMAS
no se escriben,
se COMBATEN.
Los POETAS
son aquellos
y aquellas
que se desgarran
CUERPO
a CUERPO;
desnudos,
sin medias
TINTAS,
CARNE
a CARNE
despellejándose
el ALMA
en la cama.

La esencia
es el AHORA
que nos bate
las alas
ante el encuentro
FUGAZ
y la estela
creadora
que nos
arrastra
a seguir
contando
las miserias.

Hemos
vencido
al MIEDO
perdiendo
las BATALLAS
que nos hicieron
ganar la GUERRA
que es seguir
MURIENDO:

Despedidas
en andenes,
demandas
por derechos
de AMOR,
recuerdos
de artistas
y filólogas
que seguirían
corrigiendo
las innumerables
faltas de metonimia
en pos
de ese
TE AMO
resonando
en la eternidad.

¡Ya no importa!
Soy
marxista
apóstata.
Sólo el fetiche
de la derrota
me une a la lucha
de la perseverancia:

Creo en las
GOLONDRINAS
gorjeando
de mi ALTEA.
En PECHOS
apuntándome
las sienes.
En los CULOS
soviéticos
estrangulando
mi
EGO.
Creo en mí
sin tenerme
FE

– y… ¿sabéis?-

hoy sonrío.

El resto
no cabe
(por lo tanto,
no existe)
en esta botella
de VINO.

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