[1]
La POESÍA
se marchó
batiendo
sus aladas
ALAS
de golondrina
sobre
las sombrías
sienes
de un cadáver
sentenciado,
y el arado
que son
dos manos
con estigmas,
quedó
anclado
en mi
CRÁNEO
amarillento.
De entre
sus heridas
el horror
del adiós
con odio;
recuerdo
de mi
efímero
paso
por el PASADO
de todas
ELLAS:
letras
y TINTA;
sangre
y pecado…
Me estoy
AHORCANDO
con la
SOGA
del grito
del SILENCIO
más cruel
AHORA
que me crujen
las vísceras
y se resquebrajan
mis hueso
en el POLVO
de la memoria
que calcina
la esperanza…
El MIEDO
al destierro
del CUERPO
de la que viste
con el escudo
del león
rampante
color
PÚRPURA
por la distancia
mientras
en una filmoteca
se proyecta
la magia
de Orson Welles.
Sonrío
ante
la calle
repleta
de carnicerías
donde
se venden
las ALMAS
paganas
de animales
sagrados
y preciosas
PUTAS
regalan
la divina
CARNE
de la tragedia
en los portales
a los mortales.
La MUERTE
me abraza
cuando
bajo
de nuevo
al subsuelo
que es
un cementerio
de cadáveres
y no está
la reencarnación
de libertad
guiando
al pueblo.