Escritos de un joven indecente (CXXXIV): bosque de asfalto y nada

Sin título-1

Cae la noche
y no hay
consuelo,
ni mesa
de escritorio,
ni ESTUDIO
donde refugiarse.

La Poesía
reniega
de las manos
del pianista
que la encumbró
por encima
de la ETERNIDAD
y un enjambre
de CUERVOS
sin ojos
acecha
silencioso
en la SOMBRA
de mi SILENCIO.

Una orgía
de sapos
asesinos
resuena
en el pantano
que se esconde
en la profundidad
del bosque
de verdes
y violetas
que nos aleja
de la VIDA
como el
único
sonido
del esperpento.

El peso
del DUELO
embiste
mis PÁRPADOS
contra mi ALMA
para cegar
el DOLOR.

No veo
mi PATRIA,
ni mi calle,
ni mis MUERTOS,
y las cenizas
candentes
todavía
mantienen
las LLAMAS
de la última
batalla
de la GUERRA
perdida
del PASADO.
El sentimiento
de culpabilidad
se empasta
como el aceite
de linaza
al color
NEGRO
del óleo
de mis
LÁGRIMAS
y …
un asiento
menos
en el
último
acto
del
POEMA
de LUTO.

Sólo
la SOMBRA
del MUERTO
rendirá
homenaje
a la figura
del maldito.

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