Escritos de un joven indecente (CXLII): Ceniza y lodo

indecente-pablowski

Páramo
de
CUERVOS
que acechan
graznando
en SILENCIO
a que
ARDA
la luz.
Permanecen
postrados
en la cuerda
floja
del
DESEO,
a la
espera
de la señal
de los pechos
menguantes
de la LUNA.

Los
rastrojos
impregnados
de rojo
y rociados
de gritos
son
los
restos
de los
posos
de los
lloros
del
POETA
y sus vísceras
el manjar
para
las
alimañas
del futuro.

Los ojos
abiertos
como
el iris
negro
de las golondrinas
y las palpitaciones
haciendo
del esqueleto
un baile
de MUERTO.

Ramas
como
espigas,
hojarasca
en las encías
e invertebrados
devorando
el paladar
desde
donde
se recitaron
los VERSOS
más
certeros
para describir
la MUERTE
de un vivo
y el tormento
de un MUERTO
por vivir.

No hay
sabiduría
en un cadáver
de TINTA
y lágrimas.
Ni futuro
en la resurrección
del AMANTE
de la noche
como alimento,
SÓLO
un número
MÁS
en el catastro
de las
fosas
comunes
de los vencidos
por el anonimato
y el defecto
de SER
demasiado
HUMANO
en una humanidad
deshumanizada.

Las olas
pertenecen
a la MAR,
ELLA
a los párpados
de un mito,
el MITO
al hombre,
el HOMBRE
al fracaso
y el fracaso
al POETA.

El resto
es una farsa
perpetuada
por los siglos
para
intentar
aliviar
la condena
del que escribe.

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